SER FRAGANCIA DE CRISTO EN EL MUNDO


"FRAGANCIAS DE CRISTO"

SER FRAGANCIAS DE CRISTO ES ESPARCIR SU FRAGANCIAS DONDE ESTÉS
EN EL LUGAR QUE TE ENCUENTRES CASA,TRABAJO, IGLESIA ,COLEGIO ,EN FACE,
EN TU RED SOCIAL FAVORITA DANDO
TESTIMONIO DE SU PRESENCIA EN TI
¿QUIERES SER TU FRAGANCIAS DE CRISTO?

A TODOS LOS QUE NOS DEJAN ENTRAR EN SU CORAZON
MUCHA PAZ Y AMOR .GRACIAS A LOS AMIGOS POR ESTAR SIEMPRE AHI DISPUESTOS A DAR,
QUE LA PAZ Y EL AMOR DE JESUS NOS SIGA HERMANANDO Y DERRAMANDO BENDICIONES A TODOS







Esperamos ser de Bendicion a tu vida, asi como tu lo seas a nuestras vidas. Te deseamos Un Lindo Dia


sagrado corazon de jesus

lunes, 4 de octubre de 2010

MANOS UNIDAS- 

Que seamos, Señor, manos unidas en oración y en el don.
Unidas a tus Manos en las del Padre, unidas a las alas fecundas del Espíritu,
unidas a las manos de los pobres.
Manos del Evangelio, sembradoras de Vida, lámparas de Esperanza, vuelos de Paz.
Unidas a tus Manos solidarias, partiendo el Pan de todos.
Unidas a tus Manos traspasadas en las cruces del mundo.
Unidas a tus Manos ya gloriosas de Pascua.
Manos abiertas, sin fronteras, hasta donde haya manos.
Capaces de estrechar el Mundo entero, fieles al Tercer Mundo, siendo fieles al Reino.
Tensas en la pasión por la Justicia, tiernas en el Amor.
Manos que dan lo que reciben, en la gratuidad multiplicada, siempre más manos, siempre más unidas.

José era un gran hombre, cabeza de una familia de tres personas, una familia reducida.
El Evangelio dice: “José era un varón justo de la familia de David”.
San Mateo dice que después del destierro en Babilonia, el duodécimo descendiente de David fue Jacob, padre de José, esposo de la Virgen María, la madre de Jesús. De su ascendencia hasta el rey David (28 generaciones), sólo se conocen los nombres; ni siquiera se nombra a su madre; no se habla de la casa de sus padres, sólo se menciona de paso que debía empadronarse en Belén por ser la ciudad o pueblo de sus antepasados.
En esta pequeña familia, Jesús, María y José, se amaban profundamente, se necesitaban y eran muy importantes, cada uno para los otros; se complementaban en sus trabajos, conversaban en las tardes, compartían la mesa y las preocupaciones por sus vecinos, por su fe y su país.
Como personas sencillas, sus preocupaciones eran simples…Cumplían la ley, como una tradición importante para ellos, pagaban los impuestos, ayudaban a quienes los necesitaban y se dejaban ayudar por los demás; vivían un estilo de vida sana, pacífica y solidaria.
José respetaba profundamente a su mujer y a su hijo, su vida estaba marcada por el respeto y el cariño; sólo un hombre que ama profundamente a su esposa, es capaz de respetar su decisión de virginidad, sublimando su expresión de amor en gestos y actitudes de cariño sincero, verdadero y fiel, en un leal sentido de pertenencia a su familia y a Dios.
No sabemos en qué momento murió José; sólo se sabe que Jesús a los doce años fue con María y José al Templo de Jerusalén y regresó con ellos a Nazareth.
En algún momento, esa vida apacible y serena se rompió. José murió…No conocemos detalles de su muerte, ni cuando se produjo; ¿qué edad tenía Jesús?, si estuvo enfermo…nada se sabe.
La muerte de José afectó fuertemente la vida familiar, se sentía su ausencia; él era cabeza de la familia…lo echaban de menos…María y Jesús sufrieron mucho; eran personas sensibles y querendonas; amaban a José y la separación definitiva produjo en ellos un dolor indescriptible, algo como un desgarro interior, asumido con aceptación, sin rebeldía pero con mucha pena…La muerte de José dejó un espacio vacío muy difícil de llenar…conocieron el sufrimiento de ser familia incompleta; aprendieron en carne propia el desamparo de los huérfanos y las viudas…Jesús pasó a ser jefe de hogar, sintió la responsabilidad de sustentar y consolar a su madre. Jesús asumió el trabajo de carpintero que había aprendido junto a José.
En Nazareth Jesús aprendió a conocerse a sí mismo, y a conocer a los demás…aprendió a conocer las debilidades de los israelitas, sus engaños, sus pequeñas trampas, sus apegos y actitudes poco claras.En su hogar de Nazareth aprendió a respetar a la mujer, aprendió a amar la naturaleza de la cual expresó tan hermosos ejemplos y parábolas; aprendió a valorar la familia con su vida sencilla.Aprendió la necesidad de trabajar y descansar. Aprendió el equilibrio de la afectividad, a crear lazos de amistad y convivencia con vecinos, parientes, peregrinos, extranjeros y con Dios, a quien llama su Padre.
En Nazareth, Jesús se prepara para una misión que aún no conoce, pero que intuye en comunicación con su Padre, en oración.Aprende a respetar la ley y a vivirla desde el amor a su Padre (nueva interpretación de la ley).Aprende a amar a Dios, su Padre y dedica su vida a buscar su Voluntad y vivirla hasta las últimas consecuencias.
Gracias te doy, Señor, por la vida de Jesús Niño; por María, su Madre, que le enseñó todo lo que un niño necesita aprender…
Gracias por San José, esposo ejemplar para María y padre abnegado y amoroso para Jesús…
Gracias, Señor, por…
Gracias, Señor, porque…
Perdón, Señor, por tantos padres que no se preocupan de sus hijos, no les enseñan a vivir la vida y no los acercan al conocimiento de Dios…
Perdón, Señor, por las mamás que botan a sus hijitos en la calle, o los matan antes de nacer…
Perdón, Señor, por…
Perdón, Señor, porque…
Ayúdame, Señor, a testimoniar al mundo la maravilla de la maternidad-paternidad, la grandeza y dignidad de ser padres-madres de los hijos de Dios…Ayúdame, Señor, a…
Ayúdame, Señor, para…
Ayúdame, Señor, porque…
Coloquio íntimo de oración con el Dios de la vida, que nos da la capacidad de procrear, de dar vida.Oración Lc 2,39-40; 51-52“Así que cumplieron todas las cosas según la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazareth, el niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.”“Bajó con ellos y vino a Nazareth, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.”FUENTE : www.laicosignacianos.cl/

PARA SER FELIZ, TOMA UNA ACTITUD DIFERENTE...

Para ser feliz, toma una actitud diferente...
No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedas hacer. No te preocupes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar. 
No te mires con tus ojos, contémplate con la mirada de Dios. No pienses en lo largo que es el camino de tu transformación, sino en cada paso que debes de dar para ser lo que Dios quiere que seas. No confíes en tus propias fuerzas; pon tu vida en las manos de Dios. 
No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú. Deja que el amor te toque y no te defiendas de él. Contempla sólo la meta y no veas lo difícil que es alcanzarla. Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo. No sufras por lo que viene, recuerda que cada día tiene su propio afán (Mt. 6, 34). 
Busca alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad; una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella. No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es por que sabe que tú puedes con ella. Si algún día te sientes cansado, busca el descanso en Dios que renovara tus fuerzas. Si algún día te sientes demasiado responsable por otros, recuerda que sólo Jesús es el Mesías. 
Si te sientes atado a alguien, pídele a Jesús que rompa la atadura y que su amor vuelva a crear lazos de amor según su espíritu. Si reaccionas ante toda provocación, ruega a Dios para que te enseñe a responder en lugar de reaccionar. 
Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala sin pedir nada a cambio. 
Si necesitas tener todo bajo control, entrega el control de tu vida a Dios y confía en su poder y en su amor por ti. 
Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como algo precioso: ¡Eres hijo de Dios! Piensa en que El está más interesado que tú en que te conviertas en esa creación que Él pensó desde la eternidad. 
( Autor desconocido ).

PARA MÍ LA VIDA ES CRISTO - 
Para mí la vida es CristoJesús mío: ayúdame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya;inunda mi alma con tu espíritu y tu vida;penetra todo mi ser y toma de él posesiónde tal manera que mi vida no sea en adelante sino una irradiación de la tuya.Quédate en mi corazón en una unión tan íntimaque las almas que tengan contacto con la mía puedan sentir en mí tu presencia; y que al mirarme olviden que yo existoy no piensen sino en Ti.Quédate conmigo. Así podré convertirme en luz para los otros.Esa luz, oh Jesús, vendrá toda de Ti;ni uno solo de sus rayos será mío.Te serviré apenas de instrumentopara que Tú ilumines a las almas a través de mí.Déjame alabarte en la forma que te es más agradable:llevando mi lámpara encendidapara disipar las sombras en el camino de otras almas.Déjame predicar tu nombre sin palabras…Con mi ejemplo, con mi fuerza de atraccióncon la sobrenatural influencia de mis obras,con la fuerza evidente del amorque mi corazón siente por Ti.( John Henry Newmann ).
FUENTE : 
www.pastoralsj.org/oracion/

ORACIÓN VOCACIONAL.

ORACION.En tus manos, Señor, pongo mi misterio, a veces duro, sin la más mínima grieta donde escarbar, impenetrable superficie, lámina de acero.
Y a veces difuso, turbio y cambiante como una humareda donde se queman mis días secos.
En tus manos dejo, mis afanes y trabajos sepultados en los surcos. Sólo conoceré su verdad cuando rajen la tierra con sus hojas verdes y su nombre propio.
En tus manos, Señor, no sé
lo que pongo, pero sé que es mío porque me enciende y a veces me congela.
Y sé que es tuyo, porque por mis grietas respiro un aroma que calma la ansiedad, y me llega un canto que no tiene estridencias.

( Autor desconocido ).

EL SEÑOR ES NUESTRO ALFARERO.

El Señor es nuestro alfarero
Siempre que transcurre un año miramos hacia atrás y vemos las distintas situaciones por las que hemos pasado. A veces vivimos situaciones dolorosas y no logramos comprender el por qué ni el para qué. Por medio de esta historia tal vez podamos reflexionar las vivencias del año y decir ¡Gracias, Señor porque me amas tanto!
No siempre he sido una taza para tomar té. Hubo un momento en que no era sino un puñado de arcilla. En aquel tiempo, mi Maestro me tomó y empezó a darme golpecitos y a moldearme. Fue muy doloroso y le supliqué que dejara de hacerlo, más Él se limitó a sonreír y responderme: ¡Todavía no!
Luego, me colocó en un torno; allí estuve dando vueltas y vueltas. Me mareé tanto que pensé que no iba a contar. Pero entonces por fin me soltó y justo cuando pensaba que ya no me iba a pasar nada, mi Maestro me introduzco en un horno.
No comprendía porque tenía intenciones de quemarme; grité y le supliqué que no lo hiciera y que me soltara. Por la puerta del horno alcancé a ver al Maestro, si bien algo borroso, Él sonreía, negaba con la cabeza y decía: ¡Todavía no! Por fin, volvió y me sacó. Yo me dije: ¡Ah, que alivio! De repente mi Maestro me levantó y empezó a pulirme y cepillarme, seguidamente tomó un pincel y empezó a pintarme de colores. El olor que despedía la pintura era tan fuerte que pensé que iba a desmayar. Y rogué que no siguiera, pero sin dejar de sonreír, repitió: ¡Todavía no!
Luego me colocó en un horno. Era el doble de caliente que el primero; Yo tenía la certeza de que me iba a asfixiar.Le imploré, le supliqué, lloré; pero El seguía sonriendo y repitiendo: ¡Todavía no!
Empecé a pensar que no había esperanza para mí. No aguantaba más, estaba claro que había llegado mi hora. Decidí rendirme.Entonces se abrió la puerta del horno y el Maestro dijo: ¡Ya está! Me recogió y colocó en una repisa para que descansara.Al cabo de un rato, apareció con un espejo y me dijo: ¡MÍRATE!Lo hice y no daba crédito de lo que veía. Me dije: “¡Dios mío, soy una taza preciosa para té!”
El Maestro me explicó: “Debes comprender que yo sabía que te dolía que te diera golpecitos y te moldeara, que el torno te mareaba, pero si te hubiera dejado tal como eras, te hubieras secado y siempre habrías sido un mero puñado de arcilla. No habrías llegado a tener personalidad.
Si no te hubiera colocado en el primer horno, te habrías desecho.
Si no te hubiera pulido y pintado, no habría color en tu vida.
Si no hubieras pasado por el segundo horno; no serias capaz de soportar las presiones de la vida, no tendrías resistencia y por consiguiente no sobrevivirías mucho tiempo.
Como ves, aunque las circunstancias te parecían difíciles. Yo velaba por ti. Siempre supe que llegarías a ser lo que eres en la actualidad.”
(Autor anónimo)
“Tu eres nuestro Padre, nosotros somos barro.
Tú eres el alfarero. Todos somos obra de tu mano” (Is.64,8)

SALVADOS POR LA CONFIANZA - THOMAS MERTON.

Salvados por la confianza.( Thomas Merton)
“Cristo, luz del mundo, ha nacido hoy, y puesto que ha nacido para nosotros, ha nacido en nosotros como luz y por tanto, los que creemos hemos nacido hoy a una nueva luz. Eso es decir que nuestras almas han nacido a nueva vida y nueva gracia al recibirle a Él, que es la verdad. Pues Cristo, invisible en su naturaleza, se ha hecho visible en nuestra naturaleza. ¿Qué otra cosa puede significar esto, sino que primero se hizo visible en Su Iglesia? Quiere ser visible en nosotros, vivir en nosotros, y salvarnos mediante Su acción secreta en nuestros corazones y en los corazones de nuestros hermanos. Así, hemos de recibir la luz de nuestro Salvador recién nacido, por la fe, para manifestarlo por nuestro testimonio en alabanza común y por las obras de nuestra caridad mutua”.
“Nacemos hoy en Cristo a ese abrazo y a esa paz. ¿Puede sorprendernos que sintamos en nuestros corazones la exultación de la luz divina que afluye a nuestro espíritu desde la presencia del Salvador recién nacido y nos transforma de gloria a gloria en Su imagen?”

“En todas sus oraciones, la Iglesia nos sumerge en la Luz de Dios que brilla en la oscuridad del mundo, para que seamos iluminados y transformados por la presencia del Salvador recién nacido, y así nazca y viva verdaderamente en nosotros haciendo que todos nuestros pensamientos y acciones brillen en Él mismo”.“No tengan miedo de Él. Dios se ha vaciado de Sí mismo y ha venido a nosotros como niño, para que los que no hemos sido salvados por el temor, sino sólo destruidos por él, recobremos ahora ánimo y nos salvemos por la confianza”.
(Todos los textos son de "Tiempos de Celebración", Thomas Merton)
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

EL PAN DE CRISTO.

El Pan de Cristo.El siguiente es el relato verídico de un hombre llamado Víctor.
Al cabo de meses de encontrarse sin trabajo, se vio obligado a recurrir a la mendicidad para sobrevivir, cosa que detestaba profundamente.
Una fría tarde de invierno se encontraba en las inmediaciones de un club privado cuando observó a un hombre y su esposa que entraban al mismo, Víctor le pidió al hombre unas monedas para poder comprarse algo de comer.
Lo siento, amigo, pero no tengo nada de cambio -replicó éste.
La mujer, que oyó la conversación, preguntó: ¿Qué quería ese pobre hombre? -Dinero para una comida.
Dijo que tenía hambre -respondió su marido. -¡Lorenzo, no podemos entrar a comer una comida suntuosa que no necesitamos y dejar a un hombre hambriento aquí afuera! ¡Hoy en día hay un mendigo en cada esquina!
Seguro que quiere el dinero para beber.
¡Yo tengo un poco de cambio! Le daré algo. Aunque Víctor estaba de espaldas a ellos, oyó todo lo que dijeron.
Avergonzado, quería alejarse corriendo de allí, pero en ese momento oyó la amable voz de la mujer que le decía:
-Aquí tiene unas monedas. Consígase algo de comer. Aunque la situación está difícil, no pierda las esperanzas. En alguna parte hay un empleo para usted. Espero que pronto lo encuentre.
-¡Muchas gracias, señora! Me ha dado usted ocasión de comenzar de nuevo y me ha ayudado a cobrar ánimo.
Jamás olvidaré su gentileza. -Estará usted comiendo el pan de Cristo.
Compártalo -dijo ella con una cálida sonrisa dirigida más bien a un hombre y no a un mendigo.
Víctor sintió como si una descarga eléctrica le recorriera el cuerpo.
Encontró un lugar barato donde comer, gastó la mitad de lo que la señora le había dado y resolvió guardar lo que le sobraba para otro día. Comería el pan de Cristo dos días. Una vez más, aquella descarga eléctrica corrió por su interior. ¡El pan de Cristo!
¡Un momento! -pensó-. No puedo guardarme el pan de Cristo solamente para mí mismo.
Le parecía estar escuchando el eco de un viejo himno que había aprendido en la escuela dominical.
En ese momento pasó a su lado un anciano. -Quizás ese pobre anciano tenga hambre -pensó-.
Tengo que compartir el pan de Cristo. Oiga -exclamó Víctor-. ¿Le gustaría entrar y comerse una buena comida?
El viejo se dio vuelta y lo miró con decrecimiento. -¿Habla usted en serio, amigo?
El hombre no daba crédito a su buena fortuna hasta que se sentó a una mesa cubierta con un hule y le pusieron delante un plato de guiso caliente.
Durante la cena, Víctor notó que el hombre envolvía un pedazo de pan en su servilleta de papel.
¿Está guardando un poco para mañana? -le preguntó.
- No, no. Es que hay un chico que conozco por donde suelo frecuentar.
La ha pasado mal últimamente y estaba llorando cuando lo dejé.
Tenía hambre. Le voy a llevar el pan. El pan de Cristo.
Recordó nuevamente las palabras de la mujer y tuvo la extraña sensación de que había un tercer Convidado sentado a aquella mesa.
A lo lejos las campanas de una iglesia parecían entonar a sus oídos el viejo himno que le había sonado antes en la cabeza.
Los dos hombres llevaron el pan al niño hambriento, que comenzó a engullírselo.
De golpe se detuvo y llamó a un perro, un perro perdido y asustado. -Aquí tienes, perrito.
Te doy la mitad -dijo el niño. El pan de Cristo. Alcanzaría también para el hermano cuadrúpedo.
San Francisco de Asís habría hecho lo mismo -pensó Víctor.
El niño había cambiado totalmente de semblante. Se puso de pie y comenzó a vender el periódico con entusiasmo.
-Hasta luego -dijo Víctor al viejo-. En alguna parte hay un empleo para usted. Pronto dará con él.
No desespere. ¿Sabe? -su voz se tornó en un susurro-. Esto que hemos comido es el pan de Cristo.
Una señora me lo dijo cuando me dio aquellas monedas para comprarlo. ¡El futuro nos deparará algo bueno!
Al alejarse el viejo, Víctor se dio vuelta y se encontró con el perro que le olfateaba la pierna.
Se agachó para acariciarlo y descubrió que tenía un collar que llevaba grabado el nombre del dueño.
Víctor recorrió el largo camino hasta la casa del dueño del perro y llamó a la puerta.
Al salir éste y ver que había encontrado a su perro, se puso contentísimo.
De golpe la expresión de su rostro se tornó seria. Estaba por reprocharle a Víctor que seguramente había robado el perro para cobrar la recompensa, pero no lo hizo.
Víctor ostentaba un cierto aire de dignidad que lo detuvo. En cambio dijo:
-En el periódico vespertino de ayer ofrecí una recompensa. ¡Aquí tiene!
Víctor miró el billete medio aturdido. -No puedo aceptarlo -dijo quedamente-.
Solo quería hacerle un bien al perro. -¡Téngalo! Para mí lo que usted hizo vale mucho más que eso.
¿Le interesaría un empleo? Venga a mi oficina mañana. Me hace mucha falta una persona íntegra como usted.
Al volver a emprender Víctor la caminata por la avenida, aquel viejo himno que recordaba de su niñez volvió a sonarle en el alma. Se titulaba "Parte el Pan de Vida". . .
LA MADRE TERESA DE CALCUTA DECÍA; "NO OS CANSÉIS DE DAR, PERO NO DEIS LAS SOBRAS,
DAD HASTA SENTIRLO". QUE EL SEÑOR NOS CONCEDA LA GRACIA DE SEGUIRLO. AHORA, COMPARTE TU
CON LOS DEMÁS EL PAN DE CRISTO….YO YA LO HICE

¡QUE DIOS LES BENDIGA!
( Autor desconocido ).
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

EL SUEÑO DE DIOS- HNO MAMERTO MENAPACE OSB.

El sueño de Dios


" Las dos trinidades " - Bartolomé Esteban Murillo.

Fue allá en los tiempos eternos. En una de esas mateadas de amanecer en el seno mismo de la Santísima Trinidad.Porque hay que saber que en Dios también existe una vida íntima. Dicen que es un diálogo entre el Tata, el Hijo y el Espíritu Santo. De eso nada sabríamos, si no fuera porque el Hijo, cuando vivió entre nosotros, nos lo reveló. Bueno: en una de esas conversaciones que Dios tiene consigo mismo, Tata Dios comentaba medio entristecido:
-¡Mal la veo, che! Mala tos le siento al gato. Fijate que creamos al hombre para que fuera feliz en la tierra, obedeciendo a nuestra palabra. Y resulta que el hombre y la mujer, mal anoticiados por Mandinga, prefirieron hacerle caso a él, y agarraron nomás por mal camino. De nada sirvió echarlos del paraíso. No comprendieron ni se corrigieron. Les mandamos el diluvio, y de entre los pocos que se salvaron, vovlió a renacer la mala semilla. Los desparramamos en la torre de Babel... y nada, sino peor. Ya no sé que hacer. No puedo seguir castigándolos. Pareciera que aunque vean clarito la buena senda, no tienen la fuerza para seguirla. ¡Qué hacer! ¿A quién enviaré?
Parece que entonces, el Espíritu Santo le inspiró al Hijo la respuesta:
-¡Ofrecete Vos, Che! Ofrecete Vos.
Y el Hijo, inspirado por el Espíritu, se puso a disposición del Tata para lo que se ofreciera:
-¡Aquí estoy para hacer su voluntad! ¡Envíeme!
Y, como cuentan los ancianos, de esta manera nació lo que llamaron la economía de la salvación. Es decir, el proyecto por el cual el Tata mandó a la tierra a su Hijo para que cumpliera plenamente su voluntad y nos la enseñara también a nosotros. Y no sólo eso: sino que llegara, por obediencia, a dar su propia vida para que nosotros tuviéramos la gracia y la fuerza para seguir la buena senda que nos devolviera a la casa paterna. De ese lugar de vida de donde nos habíamos apartado por la desobediencia.
Pero el Verbo de Dios le pidió a su Tata un regalo. Quiso poder elegirse y prepararse a su propia madre. Nadie de nosotros puede pretender esto. Pero el Hijo de Dios, sí.
Y como venía a luchar contra el pecado, quiso vencerlo de entrada en la que debía ser su madre. En previsión de los méritos, él nos conseguiría con su misterio Pascual, la preservó de todo el pecado desde el momento mismo de su concepción.
Por eso María nació pura y limpia desde el principio. Sin mancha de pecado. Hasta ella no llegaría el contagio que Adán y Eva nos habían agarrado allá debajo del árbol, cuando desobedecieron a Dios. Ella quedó preservada de aquella herida, gracias a la obediencia de Jesucristo, el nuevo Adán, que venciera a Mandinga en el árbol de la cruz.
¡Lindo regalo el del Hijo para su madre! De lo que a nosotros nos vendría a curar, ella la preservó. La hizo llena de gracia. Evidentemente, el Tata la estaba prefiriendo entre todas las mujeres, porque su vientre sería el lugar donde habría de nacer el fruto bendito que nos daría la salud a todos.
Pero esta preferencia de Dios no significó para María el que todo le iba a resultar fácil y simple. Más vale lo contrario. A la planta que el jardinero ama, es a la que más poda. Y lo hace para que dé más fruto. Y que su fruto sea el mejor.
por Mamerto Menapace,
Esperando el sol, reflexiones de Adviento y Navidad, Ed Patria GrandeFUENTE :
http://wwwdelamanodeteresadejesus.blogspot.com/

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.
EL CENTINELA.

Érase que se era un viejo pueblecito, presidido por un castillo aún más viejo, que estaban situados en la frontera de un país lejano, al lado de un gran desierto. Tanto el pueblo como el castillo eran muy aburridos, porque raramente pasaba alguien cerca de ellos. Alguna vez se detenían a pernoctar extrañas caravanas, o caminantes solitarios, pero, en cuanto se alimentaban y descansaban, volvían a irse, dejando a los habitantes del pueblecito y del castillo con su diario aburrimiento. Y así, hasta que un día llegó un mensaje del rey de la nación informando de que, en la corte, se habían recibido noticias de que Dios en persona iba a venir a su país, si bien aún no se sabía qué ciudades y zonas visitaría.
Pero era probable que pasara por el pueblecito. Por si acaso, debían prepararse para recibirle tal y como Dios se merecía. Eso entusiasmó a las autoridades que mandaron reparar las calles, limpiar las fachadas, construir arcos triunfales, llenar de colgaduras los balcones. Y, sobre todo, nombraron centinela al más noble habitante de la aldea.
Este centinela tendría la obligación de irse a vivir a la torre más alta del castillo y,desde allí, avizorar constantemente el horizonte, para dar lo antes posible la noticia de la llegada de Dios. El centinela, feliz y orgulloso, se dispuso a permanecer firme en la torre con los ojos abiertos.
¿Cómo será Dios? –se preguntaba. ¿Y cómo vendrá? ¿Tal vez con un gran ejército?
¿Quizá con una corte de carros majestuosos? En ese caso, se decía, será fácil adivinar su llegada cuando aún esté lejos. Pasaron los días y durante las veinticuatro horas no pensaba en otra cosa y permanecía en pie y con los ojos bien abiertos.
Pero cuando hubo pasado así algunos días y noches, el sueño comenzó a rendirle y pensó que tampoco pasaría nada si daba unas cabezadas, ya que Dios vendría precedido por sones de trompetas que, en todo caso, le despertarían. Y pasaron no solo los días, sino también las semanas. La gente del pequeño pueblo regresó a su vida de cada día;y comenzó a olvidarse de la venida de Dios. Hasta el propio centinela dormía ya tranquilo.
Pasaron meses e incluso años y ya nadie en el pueblo se acordaba. Incluso la población se fue instalando en tierras más prósperas. Se quedó solo el centinela, aún subido en su torre,esperando, aunque ya con una muy débil esperanza. Y el centinela comenzó a pensar: “¿Para qué va a venir Dios? Si este pueblo nunca tuvo interés alguno y ahora, vacío,mucho menos. Y si viniera al país, ¿Por qué iba a detenerse precisamente en este castillo tan insignificante?”. Pero como a él le habían dado esa orden y como esa orden le había levantado la esperanza, su decisión de permanecer, era más fuerte que sus dudas.
Hasta que un día se dio cuenta de que, con el paso de los años..., se había vuelto viejo y sus piernas se resistían a subir las escaleras de la torre, que ya apenas veía y que la muerte estaba acercándose.
“Me he pasado toda la vida esperando la visita de Dios y me voy a morir sin verle”, gritó el centinela. De pronto, oyó una voz a sus espaldas que decía: “¿Pero es que no me conoces?”.
Entonces el centinela, aunque no veía a nadie, estalló de alegría y dijo: “¡Oh, ya estás aquí! ¿Por qué me has hecho esperar tanto? Y ¿por dónde has venido que yo no te visto?
La voz respondió: “Siempre he estado cerca de ti, a tu lado; más aún: dentro de ti.
Has necesitado muchos años para darte cuenta. Pero ahora ya lo sabes. Éste es mi secreto: yo estoy siempre con los que me esperan y solo los que me esperan pueden verme” Y entonces el alma del centinela se llenó de alegría.
Y viejo, casi muerto como estaba, volvió a abrir los ojos y se quedó mirando amorosamente al horizonte.
( Autor desconocido ).

LA OVEJA PERDIDA - FRANCISCO CARRIÓN ARMERO.

La oveja perdida - Fco. Javier Carrión Armero

Josafat tenía cien ovejas. Y una se le perdió.
Josafat se quedó con noventa y nueve. ¿Qué más le daba una más o una menos? Pero a este joven pastor de Belén le importaban mucho todas sus ovejas, y esa, la número cien, no sería una excepción.Le dijo a su padre que se iba. Se abrigó con su zamarra, empuñó el cayado y partió cruzando valles y montañas. Salió a la caída de la tarde. De un tronco que ardía en la fogata hizo una tea y al amparo de aquella titilante luz cruzó la puerta de la cabaña. Los demás pastores dormían.
Sólo dos estaban despiertos, un muchacho que hacía la guardia, y el padre de Josafat:- Hijo, ¿te vas ahora? Mira que ya anochece.Josafat apenas le escuchó.
Al poco rato, sobre el encino, retoñó una luz. Los pastores se despertaron a causa de su hiriente resplandor. Todos vieron al ángel y escucharon con asombro su mensaje:-Hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador. Id a verle.
Esto os servirá de señal: lo encontraréis en una cueva como la vuestra, envuelto en pañales y recostado en un pesebre.Pero Josafat andaba en lo suyo: la búsqueda de su ovejilla. Y pensó que quizás su padre tendría razón, que quizás sería demasiado aventurado buscar la oveja a esas horas. Después del bosque de encinos pasó por un breñal y se clavó algunas espinas, luego cruzó un riachuelo. No se oía ningún balido y lo que veía con aquella pobre antorcha sólo eran sombras confusas.
Llevaba ya varias horas perseguido por el frío de la noche. Y cansado de una búsqueda infructuosa se sentó sobre una piedra en el descampado.
Y comenzó a orar:- Oh, Dios, ¿qué es una oveja? ¿Valdrá la pena seguir buscándola? No sé por qué pero pienso que todo esto... ¿Y si a ti se te perdiera un alma? ¿No la buscarías día y noche, hasta encontrarla? ¿No la desatarías de la maleza, no la cargarías en hombros? ¿No la llevarías al aprisco y la cuidarías? Dime, Señor, si se te perdiera un alma...Y cuando miraba el cielo de aquella noche estrellada vio un resplandor en la altura que palpitaba. Y como si alguien le empujara, se levantó y siguió la extraña luz
Los pastores y gañanes habían improvisado regalos: Unos llevaban queso fresco, otros leche y cuajada, otros un corderillo.-Si Josafat hubiera recibido el anuncio -pensaba su padre- le llevaría la mejor oveja del rebaño. Y suspirando cruzó la valla y se alejó del redil.Del hueco de una colina salía un resplandor dorado. Encima, la estrella, revoloteaba nerviosa como una mariposa de plata. Josafat, por ver más de cerca aquella luz, o para calentarse con la lumbre que allí había, se adentró en la gruta. Y lo que vio fue maravilloso. Un hombre robusto y joven, una hermosa doncella; sobre una cuna improvisada, un niño. ¡Y qué niño! Tenía en la cara el resplandor de la estrella y el color del fuego. Y alrededor, sus compañeros, ofreciendo a la Señora sus regalos para el Niño. Y junto a la cuna -¡oh sorpresa!-, calentando la piel del recién nacido, su ovejilla traviesa, que dormía, tranquila, como ajena a todo aquello.Josafat sintió como el brotar de un enfado, quiso despertar a la oveja pero los ojos de la doncella le detuvieron. Y muy dentro del alma oyó una voz que le decía:-No la riñas, ¿no ves que mi hijo la ha encontrado? Que para buscar las perdidas ha venido.

No hay comentarios: