SER FRAGANCIA DE CRISTO EN EL MUNDO


"FRAGANCIAS DE CRISTO"

SER FRAGANCIAS DE CRISTO ES ESPARCIR SU FRAGANCIAS DONDE ESTÉS
EN EL LUGAR QUE TE ENCUENTRES CASA,TRABAJO, IGLESIA ,COLEGIO ,EN FACE,
EN TU RED SOCIAL FAVORITA DANDO
TESTIMONIO DE SU PRESENCIA EN TI
¿QUIERES SER TU FRAGANCIAS DE CRISTO?

A TODOS LOS QUE NOS DEJAN ENTRAR EN SU CORAZON
MUCHA PAZ Y AMOR .GRACIAS A LOS AMIGOS POR ESTAR SIEMPRE AHI DISPUESTOS A DAR,
QUE LA PAZ Y EL AMOR DE JESUS NOS SIGA HERMANANDO Y DERRAMANDO BENDICIONES A TODOS







Esperamos ser de Bendicion a tu vida, asi como tu lo seas a nuestras vidas. Te deseamos Un Lindo Dia


sagrado corazon de jesus

lunes, 26 de abril de 2010

Autor: Juan Guillermo Delgado | Fuente: Catholic.net
El pastor y el rebaño
Juan 10, 1-10. Pascua. Amar el silencio y la soledad como el santuario de nuestra unión con Dios.












El pastor y el rebaño
Juan 10, 1-10


En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.


Reflexión


En tan sólo cinco palabras se manifiesta claramente el sentido profundo de la relación del alma con Cristo: escuchar la voz del Señor.

La intimidad con Cristo, la oración, no consiste en elaborar ingeniosos y elegantes discursos o en hacer elevadas reflexiones espirituales. Ni siquiera se trata de enunciar muchos ruegos o peticiones. Se trata más bien de hacer silencio en lo íntimo del alma. Recoger el alma dentro de sí...

Escuchar la voz del Señor. He aquí la mejor parte. Aquel tesoro escondido por el cual bien valdría la pena sacrificar todos los halagos y vanidades del mundo. Pero para alcanzar este tesoro es preciso aprender a huir de todas las voces que no sean las del Buen Pastor. Saber escapar, (como un ladrón), de la frivolidad de la imaginación, de la disipación de los sentidos, de la irreflexión y la charlatenería.

Amar el silencio y la soledad como el precioso santuario de nuestra unión con Dios, el lugar de la paz y la serenidad del alma y del encuentro profundo con nosotros mismos.

Ya en una ocasión, durante la Transfiguración, la voz del Padre desde la luminosa nube nos decía: “Este es mi Hijo Amado, en quien me complazco. Escuchadle”. Ahora es Cristo mismo, nuestro pastor, quien nos invita a sentarnos junto a sus pies, con la docilidad y mansedumbre de un cordero y escuchar su palabra.



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