No perder la fe.
Uno de los secretos para alcanzar la santidad es no perder la fe, suceda lo que suceda.
Si sucede algo bueno, dar gracias a Dios; pero si pasa algo menos bueno e incluso malo y querido por fuerzas contrarias a Dios, tener siempre bien presente que Dios permite eso por bondad. De esa forma nunca perderemos la fe, aunque sucedan cosas graves, porque estaremos seguros que si Dios las ha permitido, es por bondad hacia nosotros.
El demonio lo que quiere es justamente eso, que perdamos la fe en Dios, la confianza en Él y en su omnipotencia; porque así nos puede llevar a la desesperación y al ateísmo, y entonces ya somos sus fáciles presas.
¿Qué es lo que no puede hacer Dios? Él todo lo puede, y basta una palabra suya para que lo que no es, comience a ser; y lo que es, deje de ser.
Entonces no tenemos que angustiarnos por las cosas terribles que están sucediendo en el mundo, porque si bien este mundo hoy más que nunca está en manos de Satanás y sus secuaces, también es cierto que Dios no permitirá al mal ir más allá de lo que está estipulado.
Los malvados y el mismo demonio no se dan cuenta de que con sus persecuciones y maldades, lo único que lograrán es acercar más al mundo al Día del Señor, en que Cristo reunirá a sus elegidos en un salo rebaño.
Así que a no perder la confianza en Dios, y aunque las cosas que están pasando sean de las más graves, saber siempre y estar completamente seguros de que si Dios las permite, siempre es por bondad, y que algún bien se sacará de todo esto.
En lo que respecta a nosotros, no dejemos de rezar, con lo que ayudamos a Dios a encauzar el mal hacia el bien, y a atar al demonio para que no cause tanto mal.
¡Ave María purísima!
¡Sin pecado concebida!
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