SER FRAGANCIA DE CRISTO EN EL MUNDO


"FRAGANCIAS DE CRISTO"

SER FRAGANCIAS DE CRISTO ES ESPARCIR SU FRAGANCIAS DONDE ESTÉS
EN EL LUGAR QUE TE ENCUENTRES CASA,TRABAJO, IGLESIA ,COLEGIO ,EN FACE,
EN TU RED SOCIAL FAVORITA DANDO
TESTIMONIO DE SU PRESENCIA EN TI
¿QUIERES SER TU FRAGANCIAS DE CRISTO?

A TODOS LOS QUE NOS DEJAN ENTRAR EN SU CORAZON
MUCHA PAZ Y AMOR .GRACIAS A LOS AMIGOS POR ESTAR SIEMPRE AHI DISPUESTOS A DAR,
QUE LA PAZ Y EL AMOR DE JESUS NOS SIGA HERMANANDO Y DERRAMANDO BENDICIONES A TODOS







Esperamos ser de Bendicion a tu vida, asi como tu lo seas a nuestras vidas. Te deseamos Un Lindo Dia


sagrado corazon de jesus

lunes, 6 de diciembre de 2010

MEDITACIÓN DE HOY

Amor a Dios. 
Éste ha de ser todo nuestro afán, alcanzar el verdadero amor a Jesucristo. Los maestros de la vida espiritual nos describen los caracteres del verdadero amor, y dicen que el amor es temeroso, porque lo único que teme es desagradar a Dios; es generoso, porque, puesta su confianza en Dios, lánzase a empresas para mayor gloria de Dios; es fuerte, porque vence los desordenados apetitos y aun en medio de las más violentas tentaciones sale siempre triunfador; es obediente, porque a la menor inspiración inclínase a cumplir la divina inspiración; es puro, porque sólo tiene a Dios por objeto y lo ama porque merece ser amado; es ardoroso, porque quisiera encender en todos los corazones el fuego del amor y verlos abrazados en divina caridad; es embriagador, porque hace andar al alma fuera de sí, como si no viera ni sintiera, ni tuviera sentido para las cosas terrenas pensando sólo en amar a Dios; es unitivo, porque logra unir con apretado lazo de amor la voluntad de la criatura con el Creador; es suspirante, porque el alma vive llena de deseos de abandonar este destierro para volar a unirse perfectamente con Dios en la patria bienaventurada, para allí amarlo con todas sus fuerzas.
 “Práctica de amor a Jesucristo” – San Alfonso María de Ligorio 
Comentario: 
No hay nada que se pueda comparar a un acto de amor a Dios, porque todas las obras que hacemos, si les falta el amor a Dios, están vaciadas y viciadas. En cambio, las cosas más pequeñas que realizamos, si las hacemos por amor a Dios, entonces tienen un valor incalculable y sirven para alcanzar el Cielo y para hacérselo alcanzar a muchos hermanos nuestros.
Hay entre muchos católicos, incluso practicantes y hasta de misa diaria, que están muy fríos en el amor, y cumplen más con las cosas y funciones sagradas, pero se olvidan de darle amor al Señor.
Que no nos suceda esto a nosotros y, si vemos y notamos que estamos cayendo en la rutina de los sacramentos y en la frialdad de la indiferencia, ¡atención! es hora de sacudirnos ese sopor y encender nuestro corazón con el amor a Dios.
Pero solos no podremos hacerlo, sino que el que nos debe encender el corazón es el mismo Dios, es el mismo Espíritu Santo, y por eso debemos invocarlo y rezar mucho, ya que con la oración obtendremos el cambio de nuestro pobre corazón frío, en un corazón ardiente del amor de Dios, y de las salvación de las almas.

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