SER FRAGANCIA DE CRISTO EN EL MUNDO


"FRAGANCIAS DE CRISTO"

SER FRAGANCIAS DE CRISTO ES ESPARCIR SU FRAGANCIAS DONDE ESTÉS
EN EL LUGAR QUE TE ENCUENTRES CASA,TRABAJO, IGLESIA ,COLEGIO ,EN FACE,
EN TU RED SOCIAL FAVORITA DANDO
TESTIMONIO DE SU PRESENCIA EN TI
¿QUIERES SER TU FRAGANCIAS DE CRISTO?

A TODOS LOS QUE NOS DEJAN ENTRAR EN SU CORAZON
MUCHA PAZ Y AMOR .GRACIAS A LOS AMIGOS POR ESTAR SIEMPRE AHI DISPUESTOS A DAR,
QUE LA PAZ Y EL AMOR DE JESUS NOS SIGA HERMANANDO Y DERRAMANDO BENDICIONES A TODOS







Esperamos ser de Bendicion a tu vida, asi como tu lo seas a nuestras vidas. Te deseamos Un Lindo Dia


sagrado corazon de jesus

sábado, 8 de diciembre de 2012

Foto: Coronilla en Honor de la Inmaculada Concepción
Por la señal de la Santa Cruz....
Ave Maria Purísima; sin pecado concebida

Acto de contrición
 Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido. Pésame por el infierno que merecí
y por el cielo que perdí; pero mucho mas me pesa porque pecando ofendí un Dios tan bueno y tan grande como vos; antes querría haber muerto que haberle ofendido, y propongo firmemente ayudado por tu divina gracia, no pecar mas y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén

Bendita sea la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen Maria

1.- Un Padrenuestro, Cuatro Avemarías y Un Gloria
Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Sagrada Virgen María, Yo te ofrezco en este día Alma, vida y corazón; Mírame con compasión, No me dejes, Madre mía. Amén

2.- Un Padrenuestro, Cuatro Avemarías y Un Gloria
Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Sagrada Virgen María, Yo te ofrezco en este día Alma, vida y corazón; Mírame con compasión, No me dejes, Madre mía. Amén

3.- Un Padrenuestro, Cuatro Avemarías y Un Gloria
Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Sagrada Virgen María, Yo te ofrezco en este día Alma, vida y corazón; Mírame con compasión, No me dejes, Madre mía. Amén

Oración
  !Oh Inmaculada Maria! yo os doy mil parabienes, por el gran privilegio de vuestra Concepción Purísima y te suplicamos aceptéis estos pequeños obsequios en compensación de los agravios que vuestro Divino hijo y Vos recibís cada día de los hombres.

  Os pido por el Sumo Pontífice, por la exaltación de la fe, la destrucción de todos los errores, la conversión de los pecadores, la reforma de costumbres, la prosperidad de todas las misiones católicas y por el aumento y la propagación de esta devoción. Te suplicamos también que nos concedáis un gran amor a Jesús y un afecto filial hacia Vos, una perfecta pureza de alma y cuerpo y el don precioso de la perseverancia final. Todo lo dejo en vuestras manos y del todo me consagro a Vos; y os suplico, finalmente, que en retorno de esta visita nos visitéis en nuestra ultima agonía y visitéis y consoléis igualmente las benditas almas del Purgatorio, pero en especial a las de aquellos que durante su vida practicaron esta felicitación. Logremos la dicha de asociarnos también en el Cielo, para ensalzar eternamente el gran misterio de vuestra Inmaculada Concepción. !Oh Maria, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

 !Oh Maria, sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

Para terminar se puede agregar "El Acordaos" o "La Salve"

El Acordaos" de San Bernardo
Acordaos, ¡oh Piadosísima Virgen María!, que nunca se ha oído decir que cuantos han recurrido a vuestra protección, implorando vuestra misericordia y pidiendo vuestro auxilio, hayan sido abandonados. Animado con esta confianza, ¡oh Virgen madre de las vírgenes!, corro y vengo a Vos y gimiendo bajo el peso de mis pecados, me postro a vuestros pies. ¡Oh Madre del Verbo!, no desatendáis mis oraciones; antes bien, escuchadlas favorablemente y dignaos acceder a ellas, Virgen gloriosa y bendita. Amén.

La Salve
Dios te salve, reina y madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, santa madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén

Finalmente:
Ave Maria Purísima; sin pecado concebida
Ave Maria Purísima; sin pecado concebida
Ave Maria Purísima; sin pecado concebida

Inmaculada Concepción de María
La Solemnidad litúrgica:

En el siglo IX se introdujo en Occidente la fiesta de la Concepción de María, primero en Nápoles y luego en Inglaterra. Esta fiesta aparece (8 de Diciembre) cuando en el Oriente su de
sarrollo se había detenido. El tímido comienzo de la nueva fiesta en algunos monasterios anglosajones en el siglo XI, en parte ahogada por la conquista de los normandos, vino seguido de su recepción en algunos cabildos y diócesis del clero anglo-normando. El Papa Sixto IV, en 1483, casi 4 siglos antes del dogma, había extendido la fiesta de la Concepción Inmaculada de María a toda la Iglesia de Occidente.

Resonancia espiritual:

La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María tiene un llamado para nosotros:
1-Nos llama a la purificación. Ser puros para que Jesús resida en nosotros.
2-Nos llama a la consagración al Corazón Inmaculado de María, lugar seguro para alcanzar conocimiento perfecto de Cristo y camino seguro para ser llenos del Espíritu Santo.

“Con la Inmaculada Concepción de María comenzó la gran obra de la Redención, que tuvo lugar con la sangre preciosa de Cristo. En Él toda persona está llamada a realizarse en plenitud hasta la perfección de la santidad” (Juan Pablo II, 5-XII-2003). El apelativo llena de gracia y el Protoevangelio, al atraer nuestra atención hacia la santidad especial de María y hacia el hecho de que fue completamente librada del influjo de Satanás, nos hacen intuir en el privilegio único concedido a María por el Señor el inicio de un nuevo orden, que es fruto de la amistad con Dios y que implica, en consecuencia, una enemistad profunda entre la serpiente y los hombres.

Por ultimo, el Apocalipsis invita a reconocer más particularmente la dimensión eclesial de la personalidad de María: la mujer vestida de sol representa la santidad de la Iglesia, que se realiza plenamente en la santísima Virgen, en virtud de una gracia singular. La fiesta de la Inmaculada ilumina como un faro el período de Adviento, que es un tiempo de vigilante y confiada espera del Salvador. Mientras salimos al encuentro de Dios, que viene, miremos a María que “brilla como signo de esperanza segura y de consuelo para el pueblo de Dios en camino” (Lumen gentium, 68).

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