LA FELICIDAD EN NUESTRAS MANOS
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Una mujer se llevaba a matar con su marido. A pesar de todos los cuidados que daba al padre de sus hijos, ella tenía que aguantar todas sus maldades.
Un día, queriendo transformar su vida en un idilio, decidió consultar a un adivino.
¿No tendrá usted un talismán que me ayude a cambiar el corazón duro y frío de mi marido?
La leche de una tigresa. Procúramela y tu problema estará resuelto, dijo el adivino.
Asustada pero esperanzada la mujer decidió remover cielo y tierra para encontrar la solución de sus problemas.
Unos cazadores le dijeron que una tigresa amamantaba a sus crías en el bosque.
Compró un cordero y se puso a buscarla por el bosque.
Cuando la fiera la vio pensando que sus crías estaban en peligro estuvo a punto de devorarla. Le lanzó el cordero y huyó.
Unos días más tarde, volvió al bosque con un cabritillo que ofreció a la tigresa cuando llegó a su guarida. La fiera le permitió acercarse mientras engullía satisfecha su cabritillo. La mujer la acarició y la ordeñó.
Regresó donde el adivino y le entregó la leche de la tigresa.
Hija mía, con fuerza de voluntad, de dulzura y de inteligencia has conseguido domar un tigre. Vuelve a casa y haz lo mismo con tu marido. Esta otra fiera es más fácil de domar.
La felicidad no está nunca lejos de nosotros.
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