Quince minutos con María
Silencio.
María, Madre mía querida, ayúdame a hacer silencio en mi vida, silencio exterior e interior. Porque muchas veces hay ruido a mi alrededor y no me preocupo por retirarme a un lugar más tranquilo, sino que sigo inmerso en la vorágine del mundo, y así no tengo el alma dispuesta a la oración y a la meditación.
Sé que no puedo irme del mundo, pero también sé que a veces yo busco el aturdirme y el estar disipado. Por eso quiero pedirte que me ayudes y me enseñes a aprender a estar solo y retirado en algún momento del día, para dedicarme a Dios y a las cosas del espíritu.
Y también quiero pedirte la gracia de saber hacer silencio interior, que a veces es el que más me cuesta, porque mientras afuera hay silencio, en mi mente hay mil ruidos y pensamientos de todas clases, que me impiden la concentración y la meditación en la Palabra de Dios, y tampoco me dejan recibir las inspiraciones del Señor, que no habla en el ruido sino al corazón y en el silencio.
Lo dejo todo en tus manos, querida Mamá, y me encomiendo a ti en adelante.
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