SER FRAGANCIA DE CRISTO EN EL MUNDO


"FRAGANCIAS DE CRISTO"

SER FRAGANCIAS DE CRISTO ES ESPARCIR SU FRAGANCIAS DONDE ESTÉS
EN EL LUGAR QUE TE ENCUENTRES CASA,TRABAJO, IGLESIA ,COLEGIO ,EN FACE,
EN TU RED SOCIAL FAVORITA DANDO
TESTIMONIO DE SU PRESENCIA EN TI
¿QUIERES SER TU FRAGANCIAS DE CRISTO?

A TODOS LOS QUE NOS DEJAN ENTRAR EN SU CORAZON
MUCHA PAZ Y AMOR .GRACIAS A LOS AMIGOS POR ESTAR SIEMPRE AHI DISPUESTOS A DAR,
QUE LA PAZ Y EL AMOR DE JESUS NOS SIGA HERMANANDO Y DERRAMANDO BENDICIONES A TODOS







Esperamos ser de Bendicion a tu vida, asi como tu lo seas a nuestras vidas. Te deseamos Un Lindo Dia


sagrado corazon de jesus

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La oración como encuentro

La oración es amar a Jesús, encontrarme con Él, escucharlo, descansar en Él. Cuando nos encontramos con alguien que amamos (un amigo/a, esposa/o, hermano/a, etc.) nuestra vivencia interior no es “tengo que hacerlo”, sino que vamos con alegría, esperanza, expectativas. ¡Queremos encontrarnos! Por eso despojémonos de todo lo que convierte a la oración en una tarea o algo que tengo que hacer y corramos resueltamente a encontrarnos con el Señor y Maestro.
Jesús durante su ministerio terreno se encontró con personas que vivían diversas situaciones. ¿Qué hacía Jesús durante el encuentro? ¿Qué hacían las personas para encontrarse con Él? ¿Cómo se quedaban? Vamos a ir junto al Maestro a recorrer algunos de esos encuentros:
 
(A)  Encuentro de Jesús con Zaqueo (Lc. 19, 1-10)
  • Zaqueo busca a Jesús, pone medios (vv. 3-4)
  • Jesús lo mira (v. 5)
  • Jesús le da una indicación (v. 5)
  • Zaqueo obedece (v. 6)
  • Zaqueo lo recibe con alegría (v. 6)
  • Zaqueo se convierte (v. 8-9)
 
(B)  Encuentro con la mujer pecadora ( Lc. 7, 36-49)
  • La mujer busca a Jesús, su condición no la limita: acude como es y como está a encontrarse con Él donde esté, aunque el encuentro le suponga exponerse, porque Jesús estaba rodeado de personas, y su gesto entonces tuvo que ser público. (vv. 36-37)
  • Va como es, como está y con lo que es más valioso para ella (v. 37)
  • Se pone a los pies de Jesús: gesto de humildad y reconocimiento (v. 38)
  • Se pone a llorar: gesto de arrepentimiento (v. 38)
  • Hasta aquí: no hay palabras, la mujer no habla y Jesús tampoco. Comunicarse sin palabras es un encuentro posible para aquellos que quieren encontrarse.
  • Jesús “escucha” su gesto (vv. 44, 45 y 46)
  • Jesús la perdona porque ha demostrado mucho amor (vv. 47-48)
 
(C)  Encuentro de Jesús con Pedro y sus compañeros (Lc. 5, 1-11)
  • Pedro y sus compañeros están en su trabajo habitual (vv. 1-3)
  • Jesús le indica a Pedro qué hacer, cómo hacer su trabajo (v. 4)
  • Pedro, que conocía bien su oficio, no parece convencido de las indicaciones de Jesús, sin embargo, lo obedece (v. 5)
  • Cuando ve que Jesús no se equivoca lo reconoce: se postra a sus pies y se reconoce a sí mismo pecador (vv. 6-8)
  • Ante la disponibilidad interior, Jesús obra, le da una misión (v. 10)
  • Ellos lo dejan todo y lo siguen (v. 11)
 
En todos estos encuentros hay una búsqueda, un anhelo, una nueva ubicación de quién es quién; hay obediencia, arrepentimiento, y desde ahí Jesús puede obrar. Se restablece la pertenencia y el vínculo de amor a Dios. La conversión es posible para aquel que cree. En nuestra oración, ¿buscamos más el gozo de Dios o al Señor de los gozos? ¿Creemos que hay un proceso en la oración que se realiza en el sin sentir pero con firme decisión de estar?
Para la oración de este tiempo nos puede ayudar seguir el proceso que hicieron esas personas delante de Jesús. ¿Cómo lo hacemos? Podemos buscar cada cita, leer la Palabra despacio, detener la lectura a medida que vayamos encontrando lo que hicieron cada personaje del evangelio y hacer lo mismo que hicieron: decirle a Jesús lo que ellos le dijeron, hacer delante de Jesús los mismos gestos. Podemos, también, recorrer el evangelio y buscar encuentros de Jesús con otras personas con las cuales nos encontremos más identificados y orarlas del mismo modo. Pidamos la gracia de que nuestro encuentro con Jesús sea como el que tuvieron Pedro, Zaqueo… Jesús es el mismo y lo será siempre. Que sea la misma Palabra la que vaya empapando y sensibilizando nuestra insensibilidad para que nos convierta. Que ella vaya sumergiendo nuestra vida entera como una “esponja” en su gracia, y esperemos el actuar de Dios. Confiemos más en su poder que en lo que sentimos o pensamos. Dejémonos transfigurar en presencia de Jesús, como dijo santa Teresa de Ávila: "lo que me faltaba era poner toda mi confianza en Él y quitarla por completo de mí misma”.
Que como María, se pueda hacer carne la Palabra de Dios en nuestra vida. Que podamos llegar al sí de María en lo que vivimos. 
                                        

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