SER FRAGANCIA DE CRISTO EN EL MUNDO


"FRAGANCIAS DE CRISTO"

SER FRAGANCIAS DE CRISTO ES ESPARCIR SU FRAGANCIAS DONDE ESTÉS
EN EL LUGAR QUE TE ENCUENTRES CASA,TRABAJO, IGLESIA ,COLEGIO ,EN FACE,
EN TU RED SOCIAL FAVORITA DANDO
TESTIMONIO DE SU PRESENCIA EN TI
¿QUIERES SER TU FRAGANCIAS DE CRISTO?

A TODOS LOS QUE NOS DEJAN ENTRAR EN SU CORAZON
MUCHA PAZ Y AMOR .GRACIAS A LOS AMIGOS POR ESTAR SIEMPRE AHI DISPUESTOS A DAR,
QUE LA PAZ Y EL AMOR DE JESUS NOS SIGA HERMANANDO Y DERRAMANDO BENDICIONES A TODOS







Esperamos ser de Bendicion a tu vida, asi como tu lo seas a nuestras vidas. Te deseamos Un Lindo Dia


sagrado corazon de jesus

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La Palabra de Dios en nuestras celebraciones
A pesar del esfuerzo de la Iglesia para que los creyentes valoremos realmente la Palabra de Dios, habría que preguntarse si hemos respondido realmente a esa propuesta.
En todos los ámbitos de la tarea pastoral, todavía encontramos personas que priorizan otros textos, dejando de lado la gran riqueza del mensaje de Dios. Catequistas, que no saben que sin ella es imposible catequizar, grupos solidarios, de oración que no saben todavía rezar desde el mensaje de Dios. Pero siempre aparece, el lamento de que otros grupos cristianos se la “saben de memoria”. Cosa que no es garantía de nada. La Palabra no es para ser recitada, por el contrario en primer lugar debe ser escuchada, reflexionada, rezada y llevada a la vida concreta y cotidiana. Es así como iluminará nuestra vida y nos permitirá crecer y llevar los verdaderos valores a los ambientes en que nos movemos. 
Un lugar privilegiado para escuchar la Palabra comunitariamente, es la Liturgia. La atención que pongamos nos permitirá encontrar, descubrir, esa frase, esa palabra, ese gesto de algún creyente, que podrá llevarnos a encontrar un camino nuevo, una visión distinta, en algún aspecto o circunstancia de nuestra vida personal y social. Eso tal vez nos ayude a entender mejor la homilía, que tal vez, mencione o explique algo de lo que hemos descubierto.
No hay que olvidar, que la Liturgia de la Palabra tiene la misma  importancia que la Liturgia de la Eucaristía. No es un invento moderno. Es la más antigua y sana Tradición de la Iglesia, desde que se formó la primera comunidad de Jerusalén. Y nunca dejó de ser así, a pesar de que en algunos momentos históricos, pareció que se la relegaba. Siempre estuvo presente y nunca faltó en la Liturgia. El Concilio Vaticano II quiso recuperar ese espíritu genuino de los primeros cristianos, en los que la Palabra era el fundamento de la fe y la vida de los creyentes. Por lo cual después de un proceso, serio y prolongado, estableció los ciclos de lecturas que actualmente acompañan el año litúrgico.
Así como los participantes de la celebración debemos valorar y vivir las lecturas en cada celebración, también aquellos que ejercen el ministerio de leer la Palabra, deben esforzarse para que esa lecturas, sean hechas con amor, correctamente, pensando en lo importantes que es, que llegue adecuadamente su mensaje a cada uno de los presentes. Por eso nada debe improvisarse en la Liturgia, las lecturas tampoco. Ellas son alimento para nuestra vida cristiana, como lo es el sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor.
El mes de la Biblia que estamos viviendo, y en el que escucharemos charlas sobre ella, impulse a las comunidades a considerar y revisar la seriedad con que proclaman la Palabra en la celebración litúrgica. 

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