SER FRAGANCIA DE CRISTO EN EL MUNDO


"FRAGANCIAS DE CRISTO"

SER FRAGANCIAS DE CRISTO ES ESPARCIR SU FRAGANCIAS DONDE ESTÉS
EN EL LUGAR QUE TE ENCUENTRES CASA,TRABAJO, IGLESIA ,COLEGIO ,EN FACE,
EN TU RED SOCIAL FAVORITA DANDO
TESTIMONIO DE SU PRESENCIA EN TI
¿QUIERES SER TU FRAGANCIAS DE CRISTO?

A TODOS LOS QUE NOS DEJAN ENTRAR EN SU CORAZON
MUCHA PAZ Y AMOR .GRACIAS A LOS AMIGOS POR ESTAR SIEMPRE AHI DISPUESTOS A DAR,
QUE LA PAZ Y EL AMOR DE JESUS NOS SIGA HERMANANDO Y DERRAMANDO BENDICIONES A TODOS







Esperamos ser de Bendicion a tu vida, asi como tu lo seas a nuestras vidas. Te deseamos Un Lindo Dia


sagrado corazon de jesus

jueves, 19 de febrero de 2015

COMO ME MIRA DIOS

 
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Momento de oración

1-  Oración preparatoria: predisponernos para el encuentro con el Señor en el desierto. Intentar acallar las voces interiores.
2- Traer la materia: Se trata de reconstruir la historia de lo que contemplo a partir de los datos. Ayudará leer detenidamente y varias veces el pasaje que quiero contemplar. En este caso nos centramos en las miradas del Señor; descubrir con cuál de ellas necesitamos que el Señor nos mire hoy, y ahí quedarnos.
3- Composición de lugar: tengo que componer la escena, re-crearla, reconstruirla desde los datos que la Escritura me ofrece.
4- Meterme en la escena como si yo estuviera dentro de ella y preguntarme qué me dijo.
5-  Coloquio: a partir de lo que he vivido en la contemplación, no me faltarán palabras para pedir, agradecer, alabar o simplemente disfrutar de lo que se me ha dado.
6- Evalucación: tomar nota de lo que viví y sentí.


Dios me mira amándome

-  La mirada conocedora (Jn 1, 43-51):  Natanael llega sin ganas al encuentro con Jesús, escéptico, hasta desconfiando de que algo bueno pueda salir de Nazareth. Jesús mirandolo le dijo: “Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblés”. Natanaél se descubre conocido por Él, desde lo profundo. “Yo te vi antes de que Felipe te llamara cuando estabas debajo de la higuera”. Dios conoce amando, nos ama conociendo.
- La mirada de Zaqueo (Lc 19, 1-9): una mirada que reubica. Jesús pasa caminando y se pone por debajo del árbol al que Zaqueo está subido. Por ahí, podemos andar trepados al árbol de la importancia, como mirando a Dios desde arriba, con los roles invertidos.
- La mirada a Bartimeo (Mc 10, 46-52):  “¡Animo! Levantate, Él te llama” le dicen los discípulos al ciego que estaba tirado al borde del camino. Una mirada que nos impulse a arrojar el manto, signo de nuestras seguridades, y a ponernos de pie de un salto e ir hacia Él.  Dios nos quiere mirar cara a cara, ni desde abajo como Bartimeo con una mirada rastrera, ni de arriba como Zaqueo. Una mirada que nos reubique: que nos abaje si andamos agrandados, y que nos ponga de pie si andaba en el piso.
- Una mirada que nos vocaciona (Mc 10, 17-22):  “El Señor lo miró con amor y le dijo: Sólo te falta una cosa, ve vende lo que tiene y dálo a los pobres. Ven y sígueme”. El Señor que nos vocaciona, nos llama a servirlo de un modo especial. Y si ya descubrimos la vocación, puede ser que necesitemos una mirada que nos reanime en la misión, que la sostenga y la haga fecunda. Una mirada que consile la misión.
- Una mirada que serene la tormenta (Mt 14, 22-33): sentir que no sólo el Señor nos mira a nosotros sino que también ve y comprende nuestras circunstancias. Él está en la orilla de nuestro corazón y no se desentiende de nuestra barquita sarandeada muchas veces por el mar embravecido, sino que viene a nosotros y nos dice: “Tranquilícense, soy yo. No teman”.
- Una mirada perdonadora (Lc 22, 61-62): como aquella a Pedro, que después que cantó el gallo 3 veces, se dió vuelta y miró a Pedro. Una mirada de inmensa ternura y de misericordia, que perdona. También una mirada de reproche pero con cariño a sus presunciones, como achacándole con la mirada pero con mucho cariño como si dijera “¿Viste que no eras tan fuerte como creías, viste que sólo no podías, viste que sin mi ayuda el corazón humano es capaz de todo incluso lo impensable?”
- Una mirada desde la cruz (Jn 19, 25-27): “Viendo a su madre y cerca de él al discípulo al que Él amaba…” Jesús entrega su madre a Juan, y a Juan a su madre. Quizás necesites una mirada tierna y cariñosa de María.


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@®t graphique Marta V.
 
 

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