SER FRAGANCIA DE CRISTO EN EL MUNDO


"FRAGANCIAS DE CRISTO"

SER FRAGANCIAS DE CRISTO ES ESPARCIR SU FRAGANCIAS DONDE ESTÉS
EN EL LUGAR QUE TE ENCUENTRES CASA,TRABAJO, IGLESIA ,COLEGIO ,EN FACE,
EN TU RED SOCIAL FAVORITA DANDO
TESTIMONIO DE SU PRESENCIA EN TI
¿QUIERES SER TU FRAGANCIAS DE CRISTO?

A TODOS LOS QUE NOS DEJAN ENTRAR EN SU CORAZON
MUCHA PAZ Y AMOR .GRACIAS A LOS AMIGOS POR ESTAR SIEMPRE AHI DISPUESTOS A DAR,
QUE LA PAZ Y EL AMOR DE JESUS NOS SIGA HERMANANDO Y DERRAMANDO BENDICIONES A TODOS







Esperamos ser de Bendicion a tu vida, asi como tu lo seas a nuestras vidas. Te deseamos Un Lindo Dia


sagrado corazon de jesus

jueves, 30 de septiembre de 2010

«Si rezas hablas con Dios; si lees la Palabra, es Él quien te habla».


Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.
La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón". -Padre Pío

martes, 28 de septiembre de 2010




LOS CINCO MINUTOS DE DIOS:
Es bueno soñar, pero no es bueno soñar tanto, que nunca depertemos del sueño; es bueno caminar en la vida, mirando a las estrellas, pero no es bueno que no nos fijemos dónde posamos los piel al caminar.
Es bueno fijarse en lontananza una meta hacia la cual nos dirijamos, pero no es bueno que nos despreocupemos de lo que sucede a nuestro alrededor.
Es bueno querer mejorar a todos, pero es mejor comenzar por mejorarse a sí mismo. 
Es bueno querer hacer obras de relieve, pero quizá sea mejor acariciar la cabecita de ese niño que todos los días encontramos en la puerta de nuestro negocio.
Es bueno pronunciar discuros o arengas ante multitudes, pero quizá debamos comenzar por hablar fugaces minutos con el cartero o el lechero, o con el lustrabotas que da brillo a nuestros zapatos.

lunes, 27 de septiembre de 2010

SANTO DE HOY





CUERPO INCORRUPTO DE SAN VICENTE DE PAÚL -
ORACION :
¡Oh glorioso San Vicente, celeste Patrón de todas las asociaciones de caridad y padre de todos los desgraciados, que durante vuestra vida jamás abandonasteis a ninguno de cuantos acudieron a Vos! Mirad la multitud de males que pesan sobre nosotros, y venid en nuestra ayuda; alcanzad del Señor socorro a los pobres, alivio a los enfermos, consuelo a los afligidos, protección a los desamparados, caridad a los ricos, conversión a los pecadores, celo a los sacerdotes, paz a la Iglesia, tranquilidad a las naciones, y a todos la salvación. Sí, experimenten todos los efectos de vuestra tierna compasión, y así, por vos socorridos en las miserias de esta vida, nos reunamos con vos en el cielo, donde no habrá ni tristeza, ni lágrimas, ni dolor, sino gozo, dicha, tranquilidad y beatitud eterna. Amén.

¿Quién será el mayor?

Autor: Roberto Carlos Estévez | Fuente: Catholic.net

Lucas 9, 46-50. Tiempo Ordinario. Si queremos llegar a Cristo, el camino es la sencillez y humildad, hacernos pequeños ante los demás.
 
¿Quién será el mayor?
¿Quién será el mayor?
Lucas 9, 46-50

En aquel tiempo se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor». Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros». 


Reflexión


En esta ocasión, los discípulos también se preocupan por saber quién sería el mayor de entre ellos. Suele suceder que en un grupo humano siempre hay uno o unos pocos que mandan y que en definitiva son los importantes. Los importantes en este mundo ocupan los primeros puestos, tienen muchos servidores a su disposición y quieren que se les tome en cuenta.

Cristo conocía el corazón humano y conocía el corazón de sus doce pescadores. Por ello, les previene de la forma más sencilla, a través del ejemplo de un niño. Porque si hay alguien en esta vida que nos da ejemplo de sencillez, naturalidad, candidez, franqueza son los niños. Quien sino ellos son el ejemplo auténtico de humildad de espíritu.

Por tanto, recibir a un niño en medio de nosotros significa acoger en nuestro corazón todas las virtudes que él representa. Y del mismo modo si queremos llegar a Cristo no nos queda otro camino más que el de la sencillez y humildad, el del servicio desinteresado a nuestro prójimo y en definitiva el camino de hacernos pequeños ante los demás que significa cortar todo engreimiento, vanidad y presunción delante de nuestro prójimo, y vivir para los demás olvidado totalmente de uno mismo.

Jesús, Mesías

Autor: SS Juan Pablo II | Fuente: Catequesis de SS Juan Pablo II. 
"Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" (Mt 16, 15).
 
Jesús, Mesías.
Jesús, Mesías.


Catequesis del 7 de enero de 1987.

Introducción

1. Al iniciar el ciclo de catequesis sobre Jesucristo, catequesis de fundamental importancia para la fe y la vida cristiana, nos sentimos interpelados por la misma pregunta que hace casi dos mil años el Maestro dirigió a Pedro y a los discípulos que estaban con El. En ese momento decisivo de su vida, como narra en su Evangelio Mateo, que fue testigo de ello, "viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías u otro de los Profetas. Y El les dijo: y vosotros, ¿quién decís que soy?" (Mt 16, 13-15).

Conocemos la respuesta escueta e impetuosa de Pedro: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16). Para que nosotros podamos darla, no sólo en términos abstractos, sino como una expresión vital, fruto del don del Padre (Mt 16, 17), cada uno debe dejarse tocar personalmente por la pregunta: Y tú, ¿quién dices que soy? Tú, que oyes hablar de Mí, responde: ¿Qué soy yo de verdad para ti?. A Pedro la iluminación divina y la respuesta de la fe le llegaron después de un largo período de estar cerca de Jesús, de escuchar su palabra y de observar su vida y su ministerio (cf. Mt 16, 21-24).

También nosotros, para llegar a una confesión más consciente de Jesucristo, hemos de recorrer como Pedro un camino de escucha atenta, diligente. Hemos de ir a la escuela de los primeros discípulos, que son sus testigos y nuestros maestros, y al mismo tiempo hemos de recibir la experiencia y el testimonio nada menos que de veinte siglos de historia surcados por la pregunta del Maestro y enriquecidos por el inmenso coro de las respuestas de fieles de todos los tiempos y lugares. Hoy, mientras el Espíritu, "Señor y dador de vida", nos conduce al umbral del tercer milenio cristiano, estamos llamados a dar con renovada alegría la respuesta que Dios nos inspira y espera de nosotros, casi como para que se realice un nuevo nacimiento de Jesucristo en nuestra historia.

2. La pregunta de Jesús sobre su identidad muestra la finura pedagógica de quien no se fía de respuestas apresuradas, sino que quiere una respuesta madurada a través de un tiempo, a veces largo, de reflexión y de oración, en la escucha atenta e intensa de la verdad de la fe cristiana profesada y predicada por la Iglesia.

Reconocemos, pues, que ante Jesús no podemos contentarnos de una simpatía simplemente humana por legítima y preciosa que sea, ni es suficiente considerarlo sólo como un personaje digno de interés histórico, teológico, espiritual, social o como fuente de inspiración artística. En torno a Cristo vemos muchas veces pulular, incluso entre los cristianos, las sombras de la ignorancia, o las aún más penosas de los malentendidos, y a veces también de la infidelidad. Siempre está presente el riesgo de recurrir al "Evangelio de Jesús" sin conocer verdaderamente su grandeza y su radicalidad y sin vivir lo que se afirma con palabras. Cuántos hay que reducen el Evangelio a su medida y se hacen un Jesús más cómodo, negando su divinidad trascendente, o diluyendo su real, histórica humanidad, e incluso manipulando la integridad de su mensaje especialmente si no se tiene en cuenta ni el sacrificio de la cruz, que domina su vida y su doctrina, ni la Iglesia que Él instituyó como su "sacramento" en la historia.

Estas sombras también nos estimulan a la búsqueda de la verdad plena sobre Jesús, sacando partido de las muchas luces que, como hizo una vez a Pedro, el Padre ha encendido, en torno a Jesús a lo largo de los siglos, en el corazón de tantos hombres con la fuerza del Espíritu Santo: las luces de los testigos fieles hasta el martirio; las luces de tantos estudiosos apasionados, empeñados en escrutar el misterio de Jesús con el instrumento de la inteligencia apoyada en la fe; las luces que especialmente del Magisterio de la Iglesia, guiado por el carisma del Espíritu Santo, ha encendido con las definiciones dogmáticas sobre Jesucristo.

Reconocemos que un estímulo para descubrir quién es verdaderamente Jesús está presente en la búsqueda incierta y trepidante de muchos contemporáneos nuestros tan semejantes a Nicodemo, que fue "de noche a encontrar a Jesús" (cf. Jn 3, 2), o a Zaqueo, que se subió a un árbol para "ver a Jesús" (cf. Lc 19, 4). El deseo de ayudar a todos los hombres a descubrir a Jesús, que ha venido como médico para los enfermos y como salvador para los pecadores (cf. Mc 2, 17), me lleva a asumir la tarea comprometida y apasionante de presentar la figura de Jesús a los hijos de la Iglesia y a todos los hombres de buena voluntad.

Quizá recordaréis que al principio de mi pontificado lancé una invitación a los hombres de hoy para "abrir de par en par las puertas a Cristo" (L´Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 29 octubre, 1978. pág. 4). Después, en la Exhortación "Catechesi tradendae", dedicad la catequesis, haciéndome portavoz del pensamiento de los obispos reunidos en el IV Sínodo, afirmé que "el objeto esencial y primordial de la catequesis es (...) el "misterio de Cristo. Catequizar es, en cierto modo llevar a uno a escrutar ese misterio en toda su dimensión...; descubrir en la Persona de Cristo el designio eterno de Dios, que se realiza en Él... Sólo El puede conducirnos al amor del Padre en el Espíritu y hacernos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad" (Catechesi tradendae, n. 5: L´Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 11 de noviembre, 1979. pág. 4).

Recorreremos juntos este itinerario catequístico ordenando nuestras consideraciones en torno a cuatro puntos:
  • Jesús en su realidad histórica y en su condición mesiánica trascendente, hijo de Abrahán, hijo del hombre, e hijo de Dios;
  • Jesús en su identidad de verdadero Dios y verdadero hombre, en profunda comunión con el Padre y animado por la fuerza del Espíritu Santo, tal y como se nos presenta en el Evangelio;
  • Jesús a los ojos de la Iglesia que con a asistencia del Espíritu Santo ha esclarecido y profundizado los datos revelados, dándonos formulaciones precisas de la fe cristológica, especialmente en los Concilios Ecuménicos;
  • finalmente, Jesús en su vida y en sus obras, Jesús en su pasión redentora y en su glorificación, Jesús en medio de nosotros y dentro de nosotros, en la historia y en su Iglesia hasta el fin del mundo (cf. Mt 28, 20).


3. Es ciertamente verdad que en la Iglesia hay muchos modos de catequizar al Pueblo de Dios sobre Jesucristo. Cada uno de ellos, sin embargo, para ser auténtico ha de tomar su contenido de la fuente perenne de la Sagrada Tradición y de la Sagrada Escritura, interpretada a la luz de las enseñanzas de los Padres y Doctores de la Iglesia, de la liturgia, de la fe y piedad popular, en una palabra, de la Tradición viva y operante en la Iglesia bajo a acción del Espíritu Santo, que -según la promesa del Maestro- "os guiará hacia la verdad completa, porque no hablará de Sí mismo, sino que hablará lo que oyere y os comunicará las cosas venideras" (Jn 16, 13). Esta Tradición la encontramos expresada y sintetizada especialmente en la doctrina de los Sacrosantos Concilios, recogida en los Símbolos de la Fe y profundizada mediante la reflexión teológica fiel a la Revelación y al Magisterio de la Iglesia.

¿De qué serviría una catequesis sobre Jesús si no tuviese a autenticidad y la plenitud de la mirada con que la Iglesia contempla, reza y anuncia su misterio? Por una parte, se requiere una sabiduría pedagógica que, al dirigirse a los destinatarios de la catequesis, sepa tener en cuenta sus condiciones y sus necesidades. Como he escrito en la Exhortación antes citada, "Catechesi tradendae""La constante preocupación de todo catequista, cualquiera que sea su responsabilidad en la Iglesia, debe ser la de comunicar, a través de su enseñanza y su comportamiento, la doctrina y la vida de Jesús" (Catechesi tradendae n. 6: L´Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 11 de noviembre, 1979. pág. 4).

4. Concluimos esta catequesis introductoria, recordando que Jesús, en un momento especialmente difícil de la vida de los primeros discípulos, es decir, cuando la cruz se perfilaba cercana y lo abandonaban, hizo a los que se habían quedado con El otra de estas preguntas tan fuertes, penetrantes e ineludibles: "¿Queréis iros vosotros también?". Fue de nuevo Pedro quien, como intérprete de sus hermanos, le respondió: "Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros hemos creído y sabemos que Tú eres el Santo de Dios" (Jn 6, 67-69). Que estos apuntes catequéticos puedan hacernos más disponibles para dejarnos interrogar por Jesús, capaces de dar la respuesta justa a sus preguntas, dispuestos a compartir su Vida hasta el final.

sábado, 25 de septiembre de 2010

 La oración de contemplación

  

La contemplación es mirada de fe, fijada en Jesús. "Yo lo miro y él me mira", decía, en tiempos de su santo cura, un campesino de Ars que oraba ante el Sagrario. Esta atención a Él es renuncia a “mà â€�. Su mirada purifica el corazón. La luz de la mirada de Jesús ilumina los ojos de nuestro corazón; nos enseña a ver todo a la luz de su verdad y de su compasión por todos los hombres. La contemplación dirige también su mirada a los misterios de la vida de Cristo. Aprende así el "conocimiento interno del Señor" para más amarlo y seguirlo (Cf San Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales 104). La contemplación es escucha de la palabra de Dios. Lejos de ser pasiva, esta escucha es la obediencia de la fe, acogida incondicional de siervo y adhesión amorosa del hijo. Participa en el “sà â€� del Hijo hecho siervo y en el "fiat" de su humilde esclava. La contemplación es silencio, este "símbolo del mundo venidero" (San Isaac de Nínive,
Tractatus Mystici 66) o "amor silencioso" (San Juan de la Cruz). Las palabras en la oración contemplativa no son discursos, sino ramillas que alimentan el fuego del amor. En este silencio, insoportable para el hombre "exterior", el Padre nos da a conocer a su Verbo encar-nado, sufriente, muerto y resucitado, y el Espíritu filial nos hace partícipes de la oración de Jesús (Catecismo de la Iglesia Católica 2715 - 2717). 
La oración contemplativa es un medio privilegiado para llegar a un conocimiento íntimo y experimental de Jesucristo que acrecienta y fortalece el amor a Él. Es, como dice el Catecismo, la expresión sencilla del misterio de la oración (Cf Catecismo de la Iglesia Católica 2713). Al mismo tiempo, es la oración de los grandes santos, verdaderos maestros de la unión con Dios: San Ignacio de Loyola, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Santa Catalina de Siena, San Francisco de Asís, etc. Es un tipo de oración que, precisamente por su simplicidad, está al alcance de todo el mundo, independientemente de su temperamento o de su mayor o menor capacidad intelectual. Es aquella en la que resulta más fácil iniciarse con verdadero fruto, sin rutina.

Por sus características, la contemplación tiene que hacerse con tranquilidad, con el tiempo suficiente. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recomienda lo siguiente al respecto: “La elección del tiempo y de la duración de la oración de contemplación depende de una voluntad decidida, reveladora de los secretos del corazón. No se hace contemplación cuando se tiene tiempo, sino que se toma el tiempo de estar con el Señor con la firme decisión de no dejarlo y volverlo a tomar, cualesquiera que sean las pruebas y la sequedad del encuentro. No se puede meditar en todo momento, pero sí se puede entrar siempre en contemplación, independiente- mente de las condiciones de salud, trabajo o afectividad. El corazón es el lugar de la búsqueda y del encuentro, en la pobreza y en la feâ€� (Catecismo de la Iglesia Católica 2710).

Otro elemento que beneficia la oración contemplativa es el silencio. Toda oración requiere concentración, es decir, una atención lo más completa posible a lo que se está contemplando. Para ello, hay que olvidarse de todo lo demás y buscar un ambiente adecuado que no ofrezca estímulos que distraigan nuestra atención del diálogo con Dios. Vale la pena abandonar momentáneamente muchas cosas para meterse a fondo en la oración y después salir de ella enriquecidos.
 

viernes, 24 de septiembre de 2010


Náufragos espirituales
Autor: Oscar Schmidt 

Si, a veces me siento como un náufrago nadando en un mar de incomprensión espiritual, tratando de encontrar aunque más no sea una isla pequeña donde descansar ¿A qué me refiero? 

Rodeado de la vida mundana, no se advierte que los demás miren este mundo aunque no sea más que un poquito, con los ojos de Dios.
Escucho hablar a la gente de cosas que suceden, y se advierte de inmediato la mano de Dios en ello. Pero, ¿cómo decirlo, si no hay peor sordo que el no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver? Miro a derecha, a izquierda, por delante y por detrás, y sólo veo gente que no tiene la más mínima voluntad de introducir a Dios en sus vidas. ¡Un verdadero mar de frialdad espiritual!. Miles de millones de almas viven totalmente ajenas a El. Mientras rezo en mi interior, y pienso en lo mal que se siente el Creador al ver semejante nivel de indiferencia, más y más me siento como un náufrago perdido en un mar de ignorancia y ceguera espiritual. Y ésta realidad me resulta visible en aquellos momentos en que, por Gracia de Dios, se abre mi corazón a ver la realidad con una mirada espiritual, porque el resto del tiempo entristezco al Señor con pensamientos y sentimientos del todo mundanos también. 

En este mar apático se nada y se nada, buscando una isla donde aferrarse. Y esas islas aparecen, cuando cruzamos nuestro camino con alguien que ve a Dios en lo que ocurre a nuestro alrededor. ¡Y cómo nos aferramos a estas personas en esos momentos! Conversaciones vibrantes, plenas de amor a Dios, compartiendo tantas cosas que el mar-desierto espiritual que nos rodea ignora totalmente. Son momentos de descansar, de tomar fuerzas, de recordar que el Señor nunca nos deja desamparados. Y luego de gozar estos instantes de unión con esos hermanos en el amor a Jesús y María, a nadar nuevamente en el mar que nos rodea. 

Creo que nuestra obligación, como hijos de Dios, es sobreponernos a éstas frustraciones del alma, y seguir luchando en medio de tan grande incomprensión. Debemos dar testimonio del amor por Dios, aunque nadie nos preste atención, a riesgo de que nos tomen por locos o aburridos, o pasados de moda, o el calificativo que sea. Imaginen que el pobre Jesús también nadó en este mar espiritual cuando vino a nosotros, y como siempre, la Palabra del Señor es el modelo de lo que debemos esperar de nuestras vidas, y también de cómo debemos reaccionar frente a la falta de amor del mundo. 

Hoy nos sentimos náufragos, y también colaboramos con el naufragio general ante nuestra falta de amor por El. Pero, personalmente, creo que si cada uno de nosotros nada con fuerza en estas aguas, dando vigoroso testimonio del amor como único camino, se irán formando más y más islas a nuestro alrededor, hasta que se unan poco a poco. 
Y esas islas, que son las almas de los que aman a Dios, unidas unas con otras formarán un continente espiritual, donde reine el Amor por nuestro Dios, donde se pueda pisar firme y confiado en tierras regadas por las lágrimas de quienes donaron sus vidas por el Salvador, a lo largo de los siglos.

¡Dos cosas te pido, Dios mío, no me las niegues hasta el día de mi muerte: 
aleja de mí la falsedad y la mentira, no me des ni pobreza ni riqueza. Dame sólo mi ración de pan.
Porque con la abundancia podría dejarte y decir: "¿Pero, quién es Yavé?" Y en la miseria podría ponerme a robar: lo que sería deshonrar el nombre de mi Dios!


"La vida es un proyecto que haces tú mismo. Tus actitudes y las selecciones que haces hoy construyen la casa en la cual vivirás mañana".
gracias jorje por tu aporte
LA ORACIÓN QUE DIOS NUNCA DEJA DE RESPONDER






Si me llamas, yo te responderé;si gritas pidiendo ayuda, yo te diré: 'Aquí estoy.'Si haces desaparecer toda opresión, si no insultas a otros ni les levantas calumnias, si te das a ti mismo en servicio del hambriento, si ayudas al afligido en su necesidad, tu luz brillará en la oscuridad, tus sombras se convertirán en luz de mediodía. Yo te guiaré continuamente, te daré comida abundante en el desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bien regado,como un manantial al que no le falta el agua.Isaías 58: 9-11

PARA PENSAR
Dios nunca deja de responder la oración marcada por el compromiso personal de ejecutarla y practicar la Justicia tal como la describe el Profeta Isaías.
¿Y tu compromiso personal con Dios , es sólo de palabras, o de acciones concretas?


Evangelio: Lucas 9, 18-22
"Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho"

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas". El les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de Dios". El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar el tercer día".

jueves, 23 de septiembre de 2010

SANTO DE HOY



SEPTIEMBRE - FESTIVIDAD DEL PADRE PIO DE PIETRELCINA - 
SUS ENSEÑANZAS Y ORACION POR LOS ENFERMOS

HACER EL BIEN
"Jesús nos llama con sus divinas inspiraciones y se nos comunica con su gracia."

"¿Cuantas veces él nos ha invitado?""¿Y con que rapidez le hemos contestado?"

"No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy. Del bien de después están llenos los sepulcros..., y además, ¿quien nos dice que viviremos mañana?. Escuchemos la voz de nuestra conciencia, la voz del profeta rey: Si escucháis hoy la voz del Señor, no cerréis vuestros oídos. Levantémonos y atesoremos, porque sólo el instante que pasa está en nuestras manos. No queramos alargar el tiempo entre un instante y otro, que eso no está en nuestras manos.

"“Comencemos hoy, hermanos a hacer el bien, que hasta ahora no hemos hecho nada”.

Padre Pío***

POR LOS ENFERMOS


Santo padre Pío, ya que durante tu vida terrena mostraste un gran amor por los enfermos y afligidos, escucha nuestros ruegos e intercede ante el Padre misericordiosos por los que sufren. Asiste desde el cielo a todos los enfermos del mundo; sostiene a quienes han perdido toda esperanza de curación; consuela a quienes gritan o lloran por sus tremendos dolores; protege a quienes no pueden atenderse o medicarse por falta de recursos materiales o ignorancia; alienta a quienes no pueden reposar porque deben trabajar; vigila a quienes buscan en la cama una posición menos dolorosa; acompaña a quienes pasan las noches insomnes; visita a quienes ven que la enfermedad frustra sus proyectos; alumbra a quienes pasan una "noche oscura" y desesperan; toca los miembros y músculos que han perdido movilidad; ilumina a quienes ven tambalear su fe y se sienten atacados por dudas que los atormentan; apacigua a quienes se impacientan viendo que no mejoran; calma a quienes se estremecen por dolores y calambres; concede paciencia, humildad y constancia a quienes se rehabilitan; devuelve la paz y la alegría a quienes se llenaron de angustia; disminuye los padecimientos de los más débiles y ancianos; vela junto al lecho de los que perdieron el conocimiento; guía a los moribundos al gozo eterno; conduce a los que más lo necesitan al encuentro con Dios; y bendice abundantemente a quienes los asisten en su dolor, los consuelan en su angustia y los protegen con caridad. Amén.
El secreto de la espiritualidad está en amar a Dios y servirle, uniéndose a su santa voluntad en todo lo que hay que hacer o sufrir

Ver al Señor en todo lo que sucede
Todas las criaturas viven en la mano de Dios. Los sentidos no ven otra cosa que la acción de la criatura, pero la fe cree en la acción divina y la ve en todo. La fe ve que Jesucristo vive y obra en todo el curso de los siglos, y que el menor instante y el más pequeño átomo contienen una porción de esta vida oculta y de esta acción misteriosa. La acción de las criaturas es un velo que cubre los profundos misterios de la acción divina.
Jesucristo, después de su resurrección, sorprendió a los discípulos en sus apariciones, presentándose a ellos bajo figuras que le disfrazaban. Y en cuanto le reconocían, desaparecía. Ese mismo Jesús, que vive por siempre, siempre operante, también hoy sorprende a las almas que no tienen una fe suficientemente pura y penetrante. No hay momento alguno en que Dios no se presente bajo la apariencia de alguna pena, obligación o deber.
Todo lo que sucede en nosotros, alrededor de nosotros o a través de nosotros, envuelve y encubre su acción divina invisible. Muchas veces nos sorprende, y cuando reconocemos su presencia, desaparece. Pero si viésemos a través del velo, si estuviéramos más vigilantes y atentos, Dios se nos revelaría sin cesar y nosotros gozaríamos de su acción en todo lo que nos sucede. Entonces, en dada instante y circunstancia diríamos: «¡Es el Señor!»[Jn 21,7]. Y en todas las situaciones que vamos recibiendo descubriríamos un don de Dios, que las criaturas son muy débiles instrumentos, que nada nos falta, y que la solicitud continua de Dios le hace darnos todo lo que nos conviene.

Esta fe nos guarda en la paz y el gozo
Si tuviéramos fe, nos serían gratas todas las criaturas, las acariciaríamos, agradeciéndoles interiormente que sirvan y sean tan favorables a nuestra perfección, aplicadas por la mano de Dios.
La fe es la madre de la dulzura, de la confianza y del gozo. Es incapaz de sentir otra cosa que ternura y compasión por los enemigos, que tanto se enriquecen a sus expensas. Cuanto más dura es la acción de la criatura, más beneficiosa para el alma la vuelve la acción de Dios. No hay instrumento que la estropee, pues las manos del Obrero sobrenatural solamente son implacables para alejar del alma todo lo que pueda perjudicarla.
La voluntad de Dios solamente tiene dulzura, favores y gracias para las almas fieles. Es imposible confiar en ella demasiado o abandonársele en exceso. Ella puede y quiere siempre lo que más contribuirá a nuestra perfección, con tal, claro está, que le dejemos hacer a Dios. La fe no duda de esto. Cuanto más se revuelven los sentidos, incrédulos, desesperados, inseguros, con más fuerza asegura la fe: «¡aquí está Dios! ¡Todo va bien!». No hay cosa que la fe no sea capaz de asimilar y superar. Atraviesa todas las tinieblas, y por mucho que se esfuercen las sombras, penetra en ellas hasta llegar a la verdad, la abraza con fuerza y nunca se separa de ella.
Más temo yo mi propia acción y la de mis amigos que la de mis enemigos. No hay prudencia mayor que ésa de «no resistir al malvado» [Mt 5,39], y la de no hacerle más oposición que el simple abandono. Esto es ir adelante viento en popa, guardando el corazón siempre en paz. Con esas persecuciones nuestros enemigos hacen de galeotes, que nos llevan a puerto con el trabajo de su remar.

En la simplicidad del abandono
No hay defensa más segura contra la prudencia de la carne que la simplicidad. Sabe eludir ésta admirablemente todas las trampas sin conocerlas, sin sospecharlas incluso. La acción divina le mueve a tomar medidas tan justas, que llega a sorprender a los que querían sorprenderle. Se aprovecha de todos sus esfuerzos, y los intentos para abatirla le sirven de escalones para elevarse. Todas las contradicciones se vuelven en su favor, y dejando hacer a sus enemigos, que son instrumentos, obtiene de ellos un servicio tan continuo y suficiente, que lo único que ha de temer es participar y trabajar en una obra de la que Dios quiere ser el único principio.
La simplicidad no ha de hacer otra cosa que contemplar en paz lo que Dios hace, y seguir con sencillez las mociones de la gracia, que siempre son felizmente guiadas por la prudencia sobrenatural del Espíritu divino, que abarca infaliblemente las circunstancias más íntimas de cada cosa, y que conduce al alma tan hábilmente, sin que ella lo sepa, que todo lo que se le opone es siempre destruido.
El movimiento único e infalible de la acción divina mueve siempre oportunamente el alma sencilla, y ésta corresponde a todo muy sabiamente, llevada por su íntima dirección. Por eso quiere todo aquello que le sucede, todo lo que ocurre, todo lo que experimenta, excepto el pecado.
Esto unas veces lo hace conscientemente, otras sin darse cuenta, movida sólo de un instinto secreto que la impulsa a decir, hacer o dejar las cosas, sin una razón clara. Muchas veces la ocasión o la razón que determinan al alma fiel son simplemente de orden natural, sin que a sus ojos o a los de los demás se muestre ningún misterio especial en ese puro azar o necesidad o conveniencia. Y sin embargo, la acción de Dios, que es la inteligencia, sabiduría y consejo de sus amigos, se sirve en su favor de todas esas cosas tan simples, se las apropia y las endereza de tal modo que vienen a frustrarse los planes de quienes pretendían dañar al alma.
Atentar contra un alma sencilla es lo mismo que atentar contra Dios. ¿Qué podrá hacerse contra el Omnipotente, «cuyos caminos son inescrutables» [Rm 11,33]? Dios mismo toma como suya la causa del alma sencilla. No hace falta, pues, que ella investigue las intrigas de sus enemigos, que enfrente su inquietud a la inquietud de ellos, espiando atentamente todos sus movimientos. Su Esposo la descarga de todos estos cuidados, y ella, confiándose a Él, descansa llena de paz y seguridad.

El abandono todo lo simplifica
La acción divina libera al alma y le evita tener que usar de todos esos medios rastreros e inquietos, tan empleados por la prudencia humana. Todo eso va bien para Herodes y los fariseos, pero los Reyes magos no tienen más que seguir en paz su estrella. Y al niño le basta dejarse llevar en los brazos de su madre. Cuando sus enemigos lleven adelante sus manejos, cuanto más hagan por perjudicarle, hostilizarle y sorprenderle, más libre y tranquilo irá, sin pretender rehuirles, sin tratar de halagarles para evitar sus golpes, envidias y malas intenciones: sus persecuciones le son favorables.
Así vivía Jesucristo en Judea, y así es como vive todavía en las almas sencillas. Sigue siendo generoso, dulce, libre, pacífico, sin temer nada ni necesitar de nadie, viendo todas las criaturas como instrumentos en las manos de su Padre para servirle, unas por sus pasiones criminales, otras por sus santas acciones, aquéllas por sus contradicciones, éstas por su obediencia y fidelidad. Todo viene a ser ordenado maravillosamente por la acción divina, y nada falta ni sobra, ni hay más males o bienes de lo preciso.
La voluntad de Dios dispone en cada momento el instrumento que conviene, y el alma sencilla, sostenida por la fe, encuentra todo bien y no desea ni más ni menos de lo que tiene. Bendice, pues, en todo momento la mano divina, que derrama suavemente sus aguas tan santificantes en el fondo del alma; y así recibe con igual dulzura a los amigos y a los enemigos, pues ésa es la forma que tiene Jesús de tratar como instrumento divino a todas las cosas.
En esa actitud espiritual no se necesita de nadie, y sin embargo de todos se necesita. Hay que recibir la acción divina, cuya ordenación es en todo necesaria, según su calidad y naturaleza, y corresponder con dulzura y humildad. Así lo enseñó San Pablo [1Cor 9,19-23], y así lo había vivido Jesucristo, tratando con sencillez a los sencillos y con bondad a los groseros.
Pertenece exclusivamente a la gracia marcar con ese sello sobrenatural a las almas, distinguiendo y apropiándose maravillosamente de la naturaleza de cada persona. Es esto algo que no puede aprenderse en los libros, pues es verdaderamente un espíritu profético, el efecto de una íntima revelación. Es, en fin, una enseñanza del Espíritu Santo. Y para vivirlo es necesario haber llegado al último grado del abandono, al desasimiento más completo de todo objeto, deseo o interés propio, por santo que sea.
Es preciso tener como único asunto en este mundo el dejarse pasivamente en la acción divina, para entregarse a todo lo que exigen las obligaciones del propio estado, dejando hacer al Espíritu Santo en el interior, sin ir mirando lo que hace, incluso estando bien a gusto de no saberlo. Todo cuando sucede en el mundo es solamente para el bien de las almas fieles a la voluntad de Dios.

La estatua imponente del mundo, hecha de oro y bronce, hierro y barro
La figura del mundo es presentada bajo el aspecto de una estatua de oro, bronce, hierro y barro [Dan 2,31-35]. Este misterio de iniquidad [mostrado en sueños al rey Nabucodonosor] no es sino el oscuro conjunto de todas las acciones interiores y exteriores de los hijos de las tinieblas, que son la Bestia salida del abismo para hacer la guerra a los hombres espirituales [Apoc 13]. Y todo lo que sucede en la historia hasta el presente es la continuación de esa guerra. Las Bestias se suceden unas a otras, el abismo las devora y las vomita de nuevo en medio de nuevos vapores.
El combate entre Lucifer y San Miguel comenzó en el cielo y perdura en la tierra [Dan 122,13.21; Apoc 12,7]. El corazón de este ángel soberbio y envidioso es un abismo insondable de toda clase de males. Por él entró en el cielo la revuelta de ángeles contra ángeles, y desde la creación del mundo todo su empeño es suscitar entre los hombres nuevos malvados que ocupen el lugar de los que él se ha tragado. Lucifer es, pues, el jefe de aquellos que se le someten libremente.
Este misterio de iniquidad está hecho de odio a la voluntad de Dios y produce un desorden diabólico, un caos misterioso, pues oculta bajo hermosas apariencias males irremediables e infinitos. Todos los malos, desde Caín hasta los que hoy arrasan la faz de la tierra, han tenido siempre apariencia de grandes, de príncipes poderosos, que centraban la atención del mundo y que suscitaban la adoración de los hombres [Apoc 13,3-4]. Y esta apariencia fascinante y engañosa es un misterio: no hay en ella sino Bestias surgidas del abismo, unas detrás de otras, con el fin de trastornar y falsificar el orden dispuesto por Dios.
Pero la ordenación divina, que es otro misterio, ha suscitado siempre hombres verdaderamente grandes y poderosos, que han dado el golpe mortal a esas Bestias. Y a medida que el abismo ha vomitado otras nuevas, el cielo ha hecho nacer también héroes capaces de vencerlas. La historia antigua, sagrada y profana, es la historia de esta guerra, en la que la voluntad de Dios permanece siempre victoriosa. Los que se han alineado con ella, igualmente, han vencido y son felices por toda la eternidad. Por el contrario, la maldad nunca ha sido capaz de proteger a los desertores, sino que les ha pagado con la muerte y una muerte eterna.
¡El malo siempre se cree invencible en su maldad! Pero, Dios mío, ¿quien podrá resistirte? [Rm 9,19-24]. Aunque un alma sola tuviera en contra suya a todas las fuerzas del infierno y del mundo, nada tendría que temer si se abandona a la voluntad de Dios. Y esa apariencia monstruosa de la maldad, que parece tan poderosa, esa cabeza de oro, ese cuerpo de plata, bronce y hierro, no es más que un fantasma de polvo brillante. Una piedrecilla, cayendo sobre ella, la derrumba, dejándola a merced del viento [Dan 2,34-35].

El Espíritu divino vence siempre a la Bestia mundana
¡Qué admirablemente va trazando todos los siglos el Espíritu Santo! Todas esas revoluciones, que conmueven tanto a los hombres, que irrumpen con tal luminosidad, como si fueran astros que brillan sobre las cabezas de los pueblos, tantos acontecimientos extraordinarios, todo eso no es más que un sueño efímero, que huye de la memoria de Nabucodonosor cuando se despierta, por fuertes que fueran las huellas que grabaran en su espíritu.
Todas esas Bestias sólo surgen en el mundo para ejercitar la valentía de los hijos de Dios. Y cuando éstos ya están suficientemente adiestrados, Dios les concede la fuerza para matar las Bestias. Y el cielo al punto eleva a los vencedores, y el infierno traga a los vencidos.
Al punto surge una nueva Bestia y Dios suscita nuevos guerreros para darle batalla. Y así, esta vida no es sino un espectáculo continuo que alegra el cielo, ejercita a los santos y confunde al infierno. Todos los enemigos del bien vienen a ser esclavos de la justicia, y la acción divina construye la Jerusalén celeste con trozos de Babilonia, compuesta por piezas usadas y rotas.
¿Sirven para algo las más altas luces, las revelaciones divinas, si no se ama la voluntad de Dios? Lucifer no fue capaz de aprobar esta voluntad. La decisión de la acción divina que Dios le revelaba al mostrarle el misterio de la Encarnación, le encendió de envidia. En cambio, un alma sencilla, iluminada por la luz de la fe, no se cansa de admirar, alabar y amar la voluntad de Dios, descubriéndola no solamente en las criaturas santas, sino incluso en el desorden y confusión más caóticos. Un grano de fe pura ilumina más el alma sencilla que a Lucifer todas sus luces tan elevadas.

La victoria cierta de la fidelidad
La sabiduría del alma fiel a sus obligaciones, tranquilamente sometida a las mociones íntimas de la gracia, dulce y humilde con todos, vale mucho más que la más profunda penetración de los mayores misterios. Si sólo viéramos la oculta acción divina en todo el orgullo y dureza de las criaturas, la recibiríamos con dulzura y respeto. Sus desórdenes, por aparatosos que sean, son incapaces de romper el orden divino.
Por eso, dulce y humildemente, nunca hay que dejar esa unión con la acción divina que esas cosas implican consigo y comunican. Como tampoco hay que detenerse a mirar la vía que siguen, sino asegurarse en el propio camino. De este modo es como, ajustándose suavemente a las cosas, caen los cedros y se derriban las rocas que no nos dejaban pasar.
Si queremos vencer infaliblemente a todos nuestros adversarios, basta que les opongamos estas armas. Jesucristo nos las ha puesto en las manos para que nos defendamos, y nada debemos temer si nos servimos de ellas sin cobardía, con generosidad, pues en eso consiste la acción de los divinos instrumentos. Es Dios quien hace lo sublime y maravilloso, y jamás una acción particular que haga la guerra a Dios puede resistir a quien está unido a la acción divina por la dulzura y la humildad.

Lucifer es la rebeldía contra la voluntad de Dios providente
¿Quién es Lucifer? Un espíritu bellísimo, el más inteligente de todos; pero un espíritu descontento de Dios y de sus designios. Pues bien, el misterio de iniquidad no es sino la extensión de esa inconformidad, que se manifiesta de todas las maneras posibles. Lucifer, en cuanto está en su mano, no querría dejar nada en el orden que Dios ha dispuesto. Y allí donde él penetra, veréis siempre una desfiguración de la obra de Dios.
Cuanta más luz, sabiduría y capacidad tiene una persona, mayores son para ella los peligros, si no está fundamentada en la piedad, que consiste en estar conformes con Dios y con su voluntad. Estamos unidos a la acción divina por un corazón puro, bien ordenado, y sin él todo lo que se haga viene a ser algo puramente natural y, de ordinario, es una verdadera resistencia a la acción divina. En realidad, Dios no tiene otros instrumentos que los humildes, pues siempre es contradicho por los soberbios que, sin embargo, no pueden menos de servirle como esclavos en el cumplimiento de sus designios.

El alma sencilla reconoce y acepta en todo la voluntad de Dios
Cuando veo un alma que hace de Dios y de la fidelidad a su voluntad su todo, por más pobre que esté de otras cosas, me digo: «he aquí un alma con grandes talentos para servir a Dios». Así venían a ser las apariencias de la santísima Virgen y de San José. Sin esta actitud, en cambio, todas las demás cualidades me dan miedo, temo la acción de Lucifer en ellos, y me mantengo en guardia, pues todo ese encanto no es más que un brillo sensible, como una frágil y quebradiza copa de cristal.
La voluntad de Dios es toda la estrategia de un alma sencilla, que es capaz de reconocerla hasta en aquellas acciones irregulares que el soberbio realiza para humillarla. El soberbio desprecia al alma sencilla, pero ante ésta él no es nada, pues ella solamente ve a Dios en él y en todas sus acciones.
A veces el soberbio, viendo al alma sencilla tan humilde, se imagina que se ve afectada por su desprecio; y no comprende que su humildad es solamente signo de su reverencia amorosa hacia Dios y su voluntad, a quien capta en la misma acción del soberbio. No, pobre insensato, no. Tú al alma sencilla no le das ningún miedo; lo que le das es compasión. Ella está respondiendo a Dios, cuanto tú piensas que te habla a ti. Es con Él con quien lleva su negocio y no contigo, que solamente eres para ella como un esclavo, o mejor, como una mera apariencia bajo la cual Él se disfraza. Por eso cuando tú te elevas, ella se anonada; y cuando tú crees apresarla, es ella la que te captura a ti. Tus malicias y violencias son para ella simplemente favores de la divina Providencia. El soberbio, pues, es un verdadero enigma, pero el alma sencilla, iluminada por la fe, lo descifra con toda claridad.

La ciencia suprema: conocer y aceptar la voluntad de Dios
Este conocimiento de la acción divina en todo lo que pasa en cada momento es la sabiduría más sutil que en esta vida puede tenerse de las cosas de Dios. Es una revelación continua, es un diálogo con Dios que se renueva incesantemente, es gozar del Esposo no en lo oculto, a escondidas, en la bodega o en la viña, sino al descubierto y en público, sin miedo a nadie. Es un océano de paz, gozo, amor y de conformidad con un Dios visto, conocido o, mejor aún, creído, viviendo y operando siempre lo más perfecto, en cuanto se presenta en todos los instantes. Es el paraíso eterno que, verdaderamente, se hace presente en las cosas pequeñas, cubiertas de tinieblas. Pero el Espíritu de Dios, que en esta vida compone secretamente todos estos fragmentos con su acción continua y fecunda, dirá en el día de la muerte: «hágase la luz» [Gén 1,3], y se verán entonces los tesoros que encerraba la fe en ese abismo de paz y de conformidad con Dios, que se encuentra a cada momento en todo lo que hay que sufrir o hacer.
Cuando Dios quiere darse al alma de este modo, todo lo común se hace extraordinario y, por serlo verdaderamente, no lo parece. Y es que este camino es por sí mismo extraordinario y por eso mismo no es necesario adornarlo con maravillas prestadas. Es un milagro, una revelación y un gozo permanente, con algunas pequeñas imperfecciones. Su condición propia, sin embargo, no es poseer apariencias sensibles y maravillosas, sino hacer maravillosas todas las cosas comunes y sensibles. Así es como vivía la Virgen.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La oración como encuentro

La oración es amar a Jesús, encontrarme con Él, escucharlo, descansar en Él. Cuando nos encontramos con alguien que amamos (un amigo/a, esposa/o, hermano/a, etc.) nuestra vivencia interior no es “tengo que hacerlo”, sino que vamos con alegría, esperanza, expectativas. ¡Queremos encontrarnos! Por eso despojémonos de todo lo que convierte a la oración en una tarea o algo que tengo que hacer y corramos resueltamente a encontrarnos con el Señor y Maestro.
Jesús durante su ministerio terreno se encontró con personas que vivían diversas situaciones. ¿Qué hacía Jesús durante el encuentro? ¿Qué hacían las personas para encontrarse con Él? ¿Cómo se quedaban? Vamos a ir junto al Maestro a recorrer algunos de esos encuentros:
 
(A)  Encuentro de Jesús con Zaqueo (Lc. 19, 1-10)
  • Zaqueo busca a Jesús, pone medios (vv. 3-4)
  • Jesús lo mira (v. 5)
  • Jesús le da una indicación (v. 5)
  • Zaqueo obedece (v. 6)
  • Zaqueo lo recibe con alegría (v. 6)
  • Zaqueo se convierte (v. 8-9)
 
(B)  Encuentro con la mujer pecadora ( Lc. 7, 36-49)
  • La mujer busca a Jesús, su condición no la limita: acude como es y como está a encontrarse con Él donde esté, aunque el encuentro le suponga exponerse, porque Jesús estaba rodeado de personas, y su gesto entonces tuvo que ser público. (vv. 36-37)
  • Va como es, como está y con lo que es más valioso para ella (v. 37)
  • Se pone a los pies de Jesús: gesto de humildad y reconocimiento (v. 38)
  • Se pone a llorar: gesto de arrepentimiento (v. 38)
  • Hasta aquí: no hay palabras, la mujer no habla y Jesús tampoco. Comunicarse sin palabras es un encuentro posible para aquellos que quieren encontrarse.
  • Jesús “escucha” su gesto (vv. 44, 45 y 46)
  • Jesús la perdona porque ha demostrado mucho amor (vv. 47-48)
 
(C)  Encuentro de Jesús con Pedro y sus compañeros (Lc. 5, 1-11)
  • Pedro y sus compañeros están en su trabajo habitual (vv. 1-3)
  • Jesús le indica a Pedro qué hacer, cómo hacer su trabajo (v. 4)
  • Pedro, que conocía bien su oficio, no parece convencido de las indicaciones de Jesús, sin embargo, lo obedece (v. 5)
  • Cuando ve que Jesús no se equivoca lo reconoce: se postra a sus pies y se reconoce a sí mismo pecador (vv. 6-8)
  • Ante la disponibilidad interior, Jesús obra, le da una misión (v. 10)
  • Ellos lo dejan todo y lo siguen (v. 11)
 
En todos estos encuentros hay una búsqueda, un anhelo, una nueva ubicación de quién es quién; hay obediencia, arrepentimiento, y desde ahí Jesús puede obrar. Se restablece la pertenencia y el vínculo de amor a Dios. La conversión es posible para aquel que cree. En nuestra oración, ¿buscamos más el gozo de Dios o al Señor de los gozos? ¿Creemos que hay un proceso en la oración que se realiza en el sin sentir pero con firme decisión de estar?
Para la oración de este tiempo nos puede ayudar seguir el proceso que hicieron esas personas delante de Jesús. ¿Cómo lo hacemos? Podemos buscar cada cita, leer la Palabra despacio, detener la lectura a medida que vayamos encontrando lo que hicieron cada personaje del evangelio y hacer lo mismo que hicieron: decirle a Jesús lo que ellos le dijeron, hacer delante de Jesús los mismos gestos. Podemos, también, recorrer el evangelio y buscar encuentros de Jesús con otras personas con las cuales nos encontremos más identificados y orarlas del mismo modo. Pidamos la gracia de que nuestro encuentro con Jesús sea como el que tuvieron Pedro, Zaqueo… Jesús es el mismo y lo será siempre. Que sea la misma Palabra la que vaya empapando y sensibilizando nuestra insensibilidad para que nos convierta. Que ella vaya sumergiendo nuestra vida entera como una “esponja” en su gracia, y esperemos el actuar de Dios. Confiemos más en su poder que en lo que sentimos o pensamos. Dejémonos transfigurar en presencia de Jesús, como dijo santa Teresa de Ávila: "lo que me faltaba era poner toda mi confianza en Él y quitarla por completo de mí misma”.
Que como María, se pueda hacer carne la Palabra de Dios en nuestra vida. Que podamos llegar al sí de María en lo que vivimos. 
                                        
La Palabra de Dios en nuestras celebraciones
A pesar del esfuerzo de la Iglesia para que los creyentes valoremos realmente la Palabra de Dios, habría que preguntarse si hemos respondido realmente a esa propuesta.
En todos los ámbitos de la tarea pastoral, todavía encontramos personas que priorizan otros textos, dejando de lado la gran riqueza del mensaje de Dios. Catequistas, que no saben que sin ella es imposible catequizar, grupos solidarios, de oración que no saben todavía rezar desde el mensaje de Dios. Pero siempre aparece, el lamento de que otros grupos cristianos se la “saben de memoria”. Cosa que no es garantía de nada. La Palabra no es para ser recitada, por el contrario en primer lugar debe ser escuchada, reflexionada, rezada y llevada a la vida concreta y cotidiana. Es así como iluminará nuestra vida y nos permitirá crecer y llevar los verdaderos valores a los ambientes en que nos movemos. 
Un lugar privilegiado para escuchar la Palabra comunitariamente, es la Liturgia. La atención que pongamos nos permitirá encontrar, descubrir, esa frase, esa palabra, ese gesto de algún creyente, que podrá llevarnos a encontrar un camino nuevo, una visión distinta, en algún aspecto o circunstancia de nuestra vida personal y social. Eso tal vez nos ayude a entender mejor la homilía, que tal vez, mencione o explique algo de lo que hemos descubierto.
No hay que olvidar, que la Liturgia de la Palabra tiene la misma  importancia que la Liturgia de la Eucaristía. No es un invento moderno. Es la más antigua y sana Tradición de la Iglesia, desde que se formó la primera comunidad de Jerusalén. Y nunca dejó de ser así, a pesar de que en algunos momentos históricos, pareció que se la relegaba. Siempre estuvo presente y nunca faltó en la Liturgia. El Concilio Vaticano II quiso recuperar ese espíritu genuino de los primeros cristianos, en los que la Palabra era el fundamento de la fe y la vida de los creyentes. Por lo cual después de un proceso, serio y prolongado, estableció los ciclos de lecturas que actualmente acompañan el año litúrgico.
Así como los participantes de la celebración debemos valorar y vivir las lecturas en cada celebración, también aquellos que ejercen el ministerio de leer la Palabra, deben esforzarse para que esa lecturas, sean hechas con amor, correctamente, pensando en lo importantes que es, que llegue adecuadamente su mensaje a cada uno de los presentes. Por eso nada debe improvisarse en la Liturgia, las lecturas tampoco. Ellas son alimento para nuestra vida cristiana, como lo es el sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor.
El mes de la Biblia que estamos viviendo, y en el que escucharemos charlas sobre ella, impulse a las comunidades a considerar y revisar la seriedad con que proclaman la Palabra en la celebración litúrgica. 

Que es la Oración ?



Dice Santa Teresa del Niño Jesús:
Para mí, las oraciones son un impulso del
corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo,
un grito de reconocimiento y de amor tanto desde
dentro de la prueba como desde dentro de la alegría

No debemos caer en la rutina de formas pre-establecidas
que recitamos sin pensar como parte de nuestras oraciones.
Las oraciones deben nacer de un sentimiento profundo 
que brota de nuestro corazon en un intento
de comunicarnos con Dios nuestro Padre .
A traves de las oraciones nosotros aprendemos a pedir cosas
y sobre todo a dar gracias al Señor nuestro Dios.
Las oraciones son el medio que tenemos
para comunicarnos con El
y aunque no escuchemos sus respuestas
somos capaces de sentirlas.

En esta seccion de mi sitio encontraras
oraciones para pedir por la familia, los padres,
los hijos, los novios, los enfermos, los estudiantes, 
por el trabajo, por la vida futura 
y tambien oraciones para dar gracias 
por todo aquello que Dios nos dio. 



martes, 21 de septiembre de 2010

Uno Cosechará lo que siembra .

Uno Cosechará lo que siembra ...

Una mañana una mujer bien vestida se paró frente a un hombre desamparado, quien lentamente levantó la vista... y miro claramente a la mujer que parecía acostumbrada a las cosas buenas de la vida. Su abrigo era nuevo. Parecía que nunca se había perdido de una comida en su vida. Su primer pensamiento fue: “Solo se quiere burlar de mi, como tantos otros lo habían hecho ... 
"Por Favor Déjeme en paz !! gruñó el Indigente... Para su sorpresa, la mujer siguió enfrente de el. Ella sonreía, sus dientes blancos mostraban destellos deslumbrantes.
"¿Tienes hambre?" preguntó ella. "No", contestó sarcásticamente. "Acabo de llegar de cenar con el presidente ... Ahora vete."
La sonrisa de la mujer se hizo aún más Grande.
De pronto el hombre sintió una mano suave bajo el brazo. "¿Qué hace usted, señora?" -preguntó el hombre enojado.
“Le digo que me deje en paz” !!
Justo en ese momento un policía se acercó. "¿Hay algún problema, señora?" -le preguntó el oficial ..
"No hay problema aquí, oficial, contestó la mujer .. "Sólo estoy tratando de ayudarle para que se ponga de pie ...
¿Me ayudaría? El oficial se rascó la cabeza. "Si, el Viejo Juan, Ha sido un estorbo por aquí por los últimos años.
¿Qué quiere usted con él?" Pregunto el oficial ...
"Ve la cafetería de allí?" -preguntó ella. "Yo voy a darle algo de comer y sacarlo del frío por un ratito."
"¿Está loca, señora?" el pobre desamparado se resistió. "Yo no quiero ir ahí! Entonces sintió dos fuertes manos agarrandolo
De los brazos y lo levantaron.
"Déjame ir oficial, Yo no hice nada .."
"Vamos Viejo, esta es una Buena oportunidad para ti," el oficial le susurro al oido ."
Finalmente, y con cierta dificultad, la mujer y el agente de policía llevaron al Viejo Juan a la cafetería y lo sentaron en una mesa en un Rincón de la cafetería. Era casi mediodía , la mayoría de la gente ya había almorzado y el grupo para la comida aún no había llegado ...
El gerente de la cafeteria se acercó y les pregunto. "¿Qué está pasando aquí, oficial?" "¿Qué es todo esto?
Y este hombre esta en problemas?"
"Esta señora lo trajo aquí para que coma algo," respondió el policía.
"Oh no, Aquí no !" el gerente respondió airadamente. "Tener una persona como este aquí es malo para mi negocio !!!
El Viejo Juan esbozó una sonrisa con sus pocos dientes. "Señora, se lo dije. Ahora, si van a dejarme ir ?. Yo no quería venir aquí desde un principio."
La mujer se dirigió al gerente de la cafetería y sonrió .. "Señor, ¿está usted familiarizado con Hernandez y Asociados ??,
la firma bancaria que esta a dos calles ?"
"Por supuesto que los conozco", respondió el administrador con impaciencia. "Ellos tienen sus reuniones semanales en una de mis salas de banquetes."
"¿Y se gana una buena cantidad de dinero con el suministro de alimentos en estas reuniones semanales?"
PREGUNTO La Señora ...
"¿Y eso que le importa a usted?
Yo, señor, soy Penélope Hernandez, presidente y dueña de la compañía ". “Oh Perdon !! dijo el gerente ...
La mujer sonrió de nuevo .. "Pensé que esto podría hacer una diferencia en su trato."
Le dijo al policía, que fuertemente trataba de contener una carcajada. "¿Le gustaría tomar con nosotros una taza de café o tal vez una comida, oficial?" "No, gracias, señora", replicó el oficial. "Estoy en servicio".
"Entonces, quizá, una taza de café para llevar ?"
"Sí, señora. Eso estaria mejor".
El gerente de la cafetería giró sobre sus talones como recibiendo una orden. –
“Voy a traer el café para usted de inmediato señor oficial "
El oficial lo vio alejarse. Y opino :"Ciertamente lo ha puesto en su lugar", dijo.
"Esa no fue mi intención “ dijo la señora ... Lo crea o no, tengo una buena razón para todo esto".
Se sentó a la mesa frente a su invitado a cenar. Ella lo miró fijamente...
"Juan ¿te acuerdas de mí?"
El viejo Juan miro su rostro, el rostro de ella, con los ojos lagañosos "Creo que sí - Digo , se me hace familiar".
"Mira Juan , quiza estoy un poco mas grande , pero mirame bien", dijo la Señora .. "Tal vez me veo mas llenita ahora ... pero cuando tu trabajabas aqui hace muchos años vine aqui una vez, y por esa misma puerta, muerta de hambre y frio."
Algunas lágrimas posaron sobre sus mejillas ..
"¿Señora?" dijo el Oficial, No podía creer lo que estaba presenciando, ni siquiera pensar que la mujer podría llegar a tener hambre.
"Yo acababa de graduarme de la Universidad en mi pueblo", la mujer comentó. "Yo había llegado a la ciudad en busca de un trabajo, pero no pude encontrar nada. Con la voz quebrantada la mujer continuaba: Pero cuando me quedaban mis últimos centavos y me habían corrido de mi apartamento. Caminaba por las calles, y era en febrero y Hacía frío y casi muerta de hambre. vi este lugar y entre con una poca posibilidad de que podría conseguir algo de comer. " Con lágrimas en sus ojos la mujer siguió platicando ...
Juan me recibio con una sonrisa. "Ahora me acuerdo", dijo Juan. "Yo estaba detrás del mostrador de servicio. Se acercó y me preguntó si podría trabajar por algo de comer”. “ Me dijiste que estaba en contra de la política de la empresa".
Continuó la mujer.. -Entonces, tu me hiciste el sándwich de carne mas grande que había visto nunca... me diste una taza de café, y me fui a un rincón a disfrutar de mi comida. Tenía miedo de que te metieras en problemas. Luego, cuando miré y te vi a poner el precio de la comida en la caja registradora, supe entonces que todo iba a estar bien ".
"Así que usted comenzó su propio negocio?" El viejo Juan dijo.
" Si, encontré un trabajo esa misma tarde. Trabajé muy duro, y me fui hacia arriba con la ayuda de Mi Padre Dios. Eventualmente empecé mi propio negocio que, con la ayuda de Dios, prosperó .." Ella abrió su bolso y sacó una tarjeta. "Cuando termines aquí , quiero que vayas a hacer una visita al señor Martínez. Él es el director de personal de mi empresa. Iré a hablar con él y estoy segura de que encontrará algo para que puedas hacer algo en la oficina ".
Ella sonrió. "Creo que incluso podría darte un Adelanto, lo suficiente para que puedas comprar algo de ropa y conseguir un lugar para vivir hasta que te recuperes. Si alguna vez necesitas algo, mi puerta está siempre abierta para ti Juan."
Hubo lágrimas en los ojos del anciano. "¿Cómo voy a agradecer? , preguntó.
"No me des las gracias", respondió la mujer. "A Dios dale la gloria. El me trajo a ti."
Fuera de la cafetería, el oficial y la mujer se detuvieron y antes de irse por su lado .. "Gracias por toda su ayuda, oficial."
Dijo La Sra. Hernandez.”
“Al contrario, dijo el oficial,", "Gracias. Vi un milagro hoy, algo que nunca voy a olvidar. Y ... Y gracias por el café. ".....
Que Dios te bendiga siempre y no te olvides que cuando tiramos el pan sobre las aguas, nunca sabes cuando será devuelto a ti .. Dios es tan grande que puede cubrir todo el mundo con su amor y a la vez tan pequeño para entrar en tu corazón.
Cuando Dios te lleva al borde del acantilado, confia en él plenamente y dejate llevar.
Sólo 1 de 2 cosas va a suceder, o él te sostiene cuando tu te caes, o te va a enseñar a volar!
El poder de una frase! Dios va a cambiar las cosas hoy y pondra todo a tu favor.
Dios cierra puertas que ningún hombre puede abrir y Dios abre puertas que ningun hombre puede cerrar ..
Recuerda ser una bendición para otros-as.

saludos


Nuestro Padre que esta en Secreto nos
ayuda siempre lo quieras o no...

  

  

ORACIÓN A SANTA FILOMENA

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¡Oh Santa Filomena!, ilustre por tantos milagros, rogad por mí. No me abandonéis, jamás dejéis de mirar como un rayo de esperanza sobre mí y mi familia.
Apartad de mí las tentaciones, dad paz a mi alma y bendecid mi casa, mi cuerpo, mis ojos, mi mente y corazón, para que sean agradables a Dios por la pureza de cuerpo, mente y alma. ¡Oh Santa Filomena!, por la sangre que derramasteis por amor a Jesucristo, alcanzadme la gracia que os pido (repita ahora su petición).


Rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


Santa Filomena, ayudadme a alcanzar la gracia. Te prometo que seré tu devoto y que manifestaré a otros necesitados lo milagrosa y bondadosa que eres.
Amén.
ORACIÓN A SANTA FILOMENA PARA PETICIONES ESPECIALES Y PUREZA DE ALMA, MENTE Y CORAZÓN:

Patrona: bebés, esterilidad, niños, hijos de María, causas desesperadas, causas olvidadas, causas imposibles, infertilidad, causas perdidas, Rosario Viviente, recién nacidos, pobres, curas, enfermos, esterilidad, niños que aprenden a caminar, jóvenes

TU Vocación


TU Vocación

“Más vale intentar distintos caminos, que cometer el error de anularte por el miedo y nunca jugarte”.

Tu primera vocación es tu llamado a ser un humano, una persona humana; lo demás son modos y caminos.
Mientras no hayas proyectado tu vida como un servicio a los demás, no tiene sentido que te preguntes por tu vocación.
Dios te quiere libre y comprometido por el amor con los otros.
Ahora te toca a ti elegir y decidir cómo hacerlo.
Si hoy estudias medicina y mañana decides ser arquitecto, ¿dónde está lo malo o lo equivocado?
Te lo diré que para una sociedad de consumo y producción, tú no puedes perder el tiempo Y menos, postergar el momento en que produzcas mucho y ganes mucho dinero.-
En tu opción vocacional, no busques quien te exima de tu libertad y tu responsabilidad. Nadie debe ni puede elegir y decidir por ti.

Si Dios decide algo para ti no creo que lo haga violando tu libertad.

Por eso prefiero pensar que Dios elige y decide contigo.
BUENA SEMANARisa

Rosa rojaFELIZ PRIMAVERA!!!Rosa roja



"La vida es un proyecto que haces tú mismo. Tus actitudes y las selecciones que haces hoy construyen la casa en la cual vivirás mañana".
gracias Jorje